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NOTA EDITORIAL: LA CORRUPCIÓN SE TOMÓ EL ESTADO

EditoriaYALA CORRUPCIÓN SE TOMO EL ESTADO

La corrupción en Colombia pasó de una práctica de algunos delincuentes de «cuello blanco» a una costumbre colectiva. Todos los estamentos del Estado fueron permeados por los corruptos, lo cual  lleva a la inviabilidad a Colombia.

Todos, absolutamente todos, los poderes del Estado en Colombia afrontan una corrupción  por obra  de las prácticas  mafiosas de los funcionarios deshonestos. «Lograr el objetivo sin importar el medio», parece ser su lema de batalla.

El ejercicio de la corrupción ha logrado imponer frases célebres que incrementan la penetración de las mafias allí donde existan recursos económicos, políticos y sociales. Entre las frases que más se utilizan está: «Hay que aprovechar el cuarto de hora», con la cual los ladrones se refieren a cuando son elegidos o nombrados  para darse la oportunidad de acrecentar su fortuna personal.

Otra frase que utilizan los corruptos mafiosos es: «Es mejor tener un alcalde que coronar un viaje de cocaína», con ella se refieren a que un viaje es menos rentable que tener a un alcalde que administrará los bienes de la comunidad por cuatro años, y esa oportunidad es aprovechable para robar.

Sin embargo, a pesar de la «institucionalización» de la corrupción, no hay programas o espacios auspiciados por alguno de los tres poderes públicos que busquen acabar con los corruptos. Por el contrario, todos los días, atónitos e impotentes, observamos cómo la corrupción cada día corroe todo lo existente.

Lo último descubierto fue el censurable acto que llevó a la renuncia del magistrado Henry Villarraga, conocido en su pueblo nacional de Purificación como el «diablo». Algunos destacan la sabiduría popular para denominar a las personas y cosas por sus nombres.

Pero la cosa no acaba con esa renuncia, pues dentro del propio poder judicial hay más magistrados y funcionarios con un pasado vergonzoso, y tratan de ocultarlo bajo la toga judicial. ¡Qué vergüenza que algunos corruptos sigan, desde sus cargos, alimentando la práctica mafiosa de la corrupción!

Pero si en el poder Judicial llueve, en el poder Legislativo no escampa. La corrupción es una de las normas para llegar a ocupar la mayoría de las curules que, supuestamente, están en juego en unas elecciones democráticas. Esta mentira está al descubierto. Las curules en las corporaciones públicas tienen dueño y son heredables.

Colombia ha sido testigo de la condena contra muchos congresistas, diputados, concejales, alcaldes y gobernadores elegidos por el voto popular que, en su afán de manejar el poder político, le «vendieron su alma al diablo».

El poder Ejecutivo tampoco se escapa de la  corrupción: ministros y otros altos funcionarios no tienen un pasado claro, pero siguen trabajando para intereses oscuros con la complacencia de todos los demás.

Colombia está llamada a hacer un alto en el camino y a buscar que las nuevas generaciones logren rescatar la dignidad del país, la cual fue menoscabada por algunos delincuentes de cuello blanco, que han logrado el objetivo de implantar el hábito  de la corrupción en todos los niveles