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NOTA EDITORIAL: LA OPORTUNIDAD

EditoriaYALa oportunidad

Colombia camina con paso firme hacia la paz, cuenta con la oportunidad de cambiar en todos los aspectos que hicieron crisis y que nos llevó a tocar fondo. Llegó la hora de aprovechar de manera colectiva la transformación del país, por un territorio decente, donde las mafias, la corrupción y el crimen sean erradicados de una vez por todas.

La paz es la primera oportunidad de lograr que las nuevas generaciones vivan en un país libre de la violencia, a la cual hemos sido sometidos durante más de medio siglo por acción u omisión de todos los protagonistas  de la guerra. Es hora de «jugar» limpio en  una sociedad cansada y agotada de una devastadora guerra sucia, que acabó con centenares de miles de compatriotas. Que desplazó a cuatro millones de colombianos y que ha dejado hasta el momento seis millones de víctimas.

Junto con el restablecimiento de la paz, la lucha se concentra en lograr las más sentidas reivindicaciones de un pueblo sufrido y maltratado. Llegó el momento de la transformación, y de exigir los más elementales derechos en materia de educación, vivienda, salud, entre otros, que son violados desde las instituciones, que fueron permeadas por corruptos y delincuentes.

Hoy lamentamos que los trabajadores de la salud tengan que abandonar sus hospitales para salir a reclamar sus derechos; y la suerte de los pacientes, que fueron relegados; y de la ineptitud que ha ocasionado la muerte de muchos compatriotas como consecuencia de la utilización de los recursos económicos para el enriquecimiento de los corruptos, que apenas piensan en perpetuar en el poder político a algunos representantes de las corporaciones públicas a través de la compra y tráfico de votos.

La educación maltratada a la cual pocos son los colombianos que logran acceder;  las universidades están lejos de su alcance como consecuencia de los altos costos, al volverse centros de enseñanza como los más lucrativos negocios.

La vivienda alrededor de la cual la mayor parte de los colombianos no cuenta con «techo» propio es uno de los problemas que han originado la informalidad, especialmente para los que llegan a las grandes ciudades huyendo de la violencia; con ello ocasionan que se originen y consoliden los llamados cinturones de miseria.

El desempleo crece, a pesar de las contradictorias cifras que nos presentan en forma ficticia los organismos que han perdido su independencia y que buscan a través de sus informes mejorar la imagen de un Gobierno que  ha perdido la lucha contra la informalidad.

Y así podríamos seguir enumerando la serie de problemas que afectan a nuestra sociedad, pero lo importante es  transitar por los caminos de la paz para luego atender cada uno de los urgentes y serios problemas que nos afectan.

Es la oportunidad de Colombia para salir adelante en todos los frentes.