Después de pasar por la política, la administración pública, Adelina Covo se lanza como novelista
Jorge Consuegra
Bogotá D.C.
Es realmente increíble, pero debieron pasar cien años para que empezara a saberse la verdad sobre el asesinato del general Rafael Uribe Uribe, quiénes los autores intelectuales y cómo los conservadores fraguaron todo, con el apoyo de Iglesia, para desvirtuar la razón por la cual querían quitarse la incómoda presencia del general.
– ¿Por qué la memoria de los colombianos es tan frágil? Debieron pasar cien años para saber algo en concreto del asesinato de Uribe Uribe…
– La sociedad no tiene memoria frágil, son las publicaciones y los medios los que crean la memoria colectiva. Cuando asesinaron a Uribe Uribe Colombia vivía bajo una hegemonía oscurantista que ejercía una férrea censura de prensa, solo hubo libertad de expresión y de prensa a partir de 1930, pero habían transcurrido 16 años y había otras prioridades.
– ¿Qué la impulsó a escribir el libro?
– El objetivo de mi trabajo como historiadora es investigar a fondo algunos hechos importantes de nuestra historia hasta encontrar la verdad y contarla. Hace dos años quedé sorprendida al leer un par de revistas Credencial Historia de noviembre y diciembre de 2004, ambas dedicadas al asesinatos del general Uribe Uribe. Aunque no estaban firmados deduje que habían sido escritos por Enrique Santos Molano; lo fui a visitar enseguida, desde entonces me apasioné tanto, que no paré de trabajar hasta la semana pasada. El resultado es el libro que ustedes conocen, Una historia tenebrosa.
– ¿Es un libro histórico novelado? ¿O es un ensayo?
– Es una novela histórica, que no es un recurso nuevo, Guerra y Paz de Tolstoi es una novela histórica sobre la invasión de las tropas de Napoleón en Rusia en 1812, a través de la historia de cuatro familias.
Ivanhoe de sir Walter Scott, otro clásico, es otra novela histórica que narra las luchas de los caballeros medievales, se pone en contra de usurpadores como Juan sin Tierra, y exalta al valeroso Ricardo Corazón de León, el héroe defensor de la fe cristiana en las cruzadas.
– ¿Este es un libro para especialistas o para todo tipo de lectores?
– Las novelas históricas es precisamente un recurso para que la historia sea conocida por todos. Los libros historiográficos a veces resultan aburridos para los legos, la novela en cambio resulta amena porque, además de recrear la época, si está bien escrita, es ágil y mantiene el interés del lector. La novela histórica es un instrumento o medio para dar a conocer masivamente la historia.
– ¿El libro aborda esencialmente el asesinato quiénes fueron, además, los autores intelectuales?
– Esa es precisamente la tarea de investigación que desarrollé, es lo más complejo del libro; porque descubrí que escribir una novela es la aventura más divertida en la que me he adentrado hasta hoy. Mi interés era mostrar la verdad de los hechos, porque si se trataba de repetir la versión oficial que existe hace cien años, me hubiese quedado escribiendo el libro sobre la historia de Cartagena, un proyecto que vengo acariciando desde hace varios años.
– ¿El libro es una especie de denuncia por lo sucedido en aquellos años de hegemonía conservadora?
– No. Es una especie de denuncia, es una novela que cuenta la verdad de lo que sucedió. Mi objetivo es contar la historia ocultada, si eso suena a denuncia, depende más que quien lo recibe que de mi, no me siento haciendo denuncia, solo quiero hacer literatura con la verdad. Otro objetivo de la novela es recrear cómo era la vida en Colombia, más exactamente en Bogotá y sus alrededores hace cien años; cómo se manejaban los asuntos delicados del alto Gobierno. Eso es literatura, es arte, es lo que pretendí hacer desde el principio y siento que lo logré.
– ¿Su libro, Una historia tenebrosa, reconstruye lo sucedido en el 1914 y propone una reflexión cien años después?
– Esa es precisamente la idea, reconstruir los hechos tal cual como ocurrieron, el objetivo de mi trabajo como escritora es contar la verdad, narrar historias no contadas hasta ahora, o que se conocieron en su momento, que se perdieron con el transcurrir de los años porque la historiografía oficial quiso imponer una versión oficial.
– ¿Cuál fue la mayor dificultad que tuvo al escribir su libro?
– La llamaría más bien la mayor frustración. Tenía gran ilusión de encontrar el expediente y lo busqué en todos los archivos históricos, así como en los archivos judiciales de Engativá, pero no fue posible lograr que apareciera. Ahora que se publica el libro, se me han acercado personas a contarme donde pueden estar, y a pesar de que la obra está escrita, tan pronto pueda tengo planeado verificar si es cierto.
– ¿Cree que quedaron por fuera algunos temas que descubrió después de haber visto el libro impreso?
– Todo lo que quise decir allí está, que se quedaron algunas cosas por fuera, me puede decir alguien, es posible, pero todo lo que yo decidí incluir, allí quedó escrito. Podría haber otros temas relacionados con la vida y obra del general Uribe Uribe, pero es materia de otro trabajo de investigación. Me encantaría por ejemplo profundizar sobre Uribe Uribe el hombre, pienso que es el político colombiano más integral de nuestra historia; sería fascinante investigar sobre cada uno de las actividades que realizó, pero incluir eso en una novela resulta aburrido para el lector, sería materia de un tratado o ensayo, y esa no era la idea. Yo quise hacer un thriller sobre el magnicidio, lo escribí pensando en hacer una película y siento que lo logré.
– ¿Además de este libro histórico, tiene previsto otro libro similar sobre otro hecho parecido?
– Claro que sí. Mi tema son las historias ocultadas por la historiografía oficial. Mi primer libro es historiográfico, versa sobre el primero de los tres grandes fraudes electorales presidenciales del siglo XX. Me resultan interesantes los fraudes electorales, así como me encanta trabajar los magnicidios, pensaría que entre estos dos temas tendré que decidirme por uno para hacer mi próximo trabajo, pero ahora estoy concentrada en contribuir a promocionar Una historia tenebrosa, por lo que siento que este trabajo aún no ha terminado.