La pésima condición de la malla vial de la ciudad blanca genera preocupación por el pésimo estado de las vías.
En Popayán la movilidad es calamitosa, dado la reglamentación absurda del tránsito y la disposición inverosímil de su estructura vial, haciendo de la ciudad un villorio anacrónico de movimientos lentos y tardíos, sin fluidez urbana cuya laboriosidad colapsa por la ineptitud de sus autoridades.
Álvaro Jesús Urbano Rojas
Popayán
La ejecución del plan de movilidad o sistema estratégico de transporte público paralizó la ciudad, pues se enfocó en la recuperación de la deteriorada malla vial, descuidando la ampliación de su red de circulación, afectando la ciudad con trampas y ofendículos mortales para peatones y vehículos, provocando un desmesurado caos por el cierre de calles que conllevó a la clausura de varios establecimientos comerciales y de servicios.
NORMAN FOSTER, el arquitecto británico, expresa: «el secreto de la vida de una ciudad está en su red de circulación». Popayán necesita desplazar sus habitantes con rapidez, conexiones fáciles y expeditas para movilizar su población en la dirección que se requiera, con seguridad, celeridad y armonía, a partir de soluciones colectiva e imaginativas, surgidas de diálogos ciudadanos incluyentes, abiertos y participativos.
En Popayán la movilidad, así se repavimenten las vías, será calamitosa, dado la reglamentación absurda del tránsito y la disposición inverosímil de su estructura vial, haciendo de la ciudad un villorio anacrónico de movimientos lentos y tardíos, sin fluidez urbana cuya laboriosidad colapsa por la ineptitud de sus autoridades.
Una limitante para mejorar la movilidad radica en la necesidad de conservar el núcleo inicial del diseño urbano de las calles por donde trascurren las procesiones de Semana Santa, por la gran centralidad en la visión urbana del cuadrante de la arquitectura colonial desde del trazado de la malla española, donde su red vial, se caracteriza por la escasa dimensión de sus calles y portones adaptados como garajes, que obstaculizan el flujo normal del tráfico, empeorado por el embotellamiento que causó el cierre del puente del humilladero y las vías aledañas al parque Caldas; además por la inexistencias de zonas de parqueo y ausencia de un sistema de jerarquización vial, agudizado por la visión miope del Plan de Ordenamiento Territorial, al omitir sacar la institucionalidad del centro histórico a la periferia.
Popayán, en veinte años, tendrá más de 500 mil habitantes, 40 mil carros y casi 50 mil motos circulando, lo que obliga a la construcción de por lo menos ocho avenidas de doble calzada que atraviesen la ciudad de oriente a occidente, y diez avenidas de norte a sur, con viaductos, anillos viales, puentes peatonales y al menos dos vías exclusiva para motos, con un corredor vial para el trasporte público masivo e inteligente. Una vía limitada al uso del trasporte de carga hacia los centros industriales y comerciales, no pocas ciclovías arborizadas, vías peatonales con parques y senderos ecológicos y dos avenidas de cuatro carriles para vehículos particulares y taxis, que dinamicen la ciudad de norte a sur y de oriente a occidente; así como la construcción inmediata de circunvalar de los cerros tutelares, para darle movilidad al transporte de carga y pasajeros de la troncal del libertador y el corredor de la selva que une al Huila, Putumayo y Caquetá con Popayán.
La ciudad requiere de amplios andenes sin barreras arquitectónicas, espacios para sanitarios públicos pulcros y aseados al servicio de transeúntes y turistas, dotada de competencias ciudadanas para la convivencia armónica, sin agresiones vandálicas, ni malabares circenses de mendigos y limosneros que se adueñan y perturban la visibilidad en los semáforos. Una ciudad que en su cotidianidad privilegie al peatón, en especial a los discapacitados, niños, ancianos y mujeres embarazadas, cuyas autoridades locales, incentiven el respeto a las normas de tránsito y uso del transporte público con bajas tarifas y alta eficiencia, para desestimular el uso del vehículo particular con una malla vial ágil con buen mantenimiento y amplios parqueaderos que circunden el sector histórico, sin calles afectadas por trancones ni utilizadas por conductores desadaptados como zonas de estacionamiento.
Necesitamos un plan de movilidad con prospectiva estratégica que garantice el desarrollo urbano, respetando la vocación histórica de ciudad colonial, con una dirigencia capaz de conciliar el crecimiento y modernización arquitectónica con los encantos de nuestras casonas de techumbres añosas, faroles nocturnales y balcones floridos, una ciudad acogedora donde nadie será tratado como forastero, hermosa para mostrar y encantadora para vivir.
Las grúas se han convertido en un rentable negocio especialmente contra los motociclistas según denuncias de los afectados.
Los trancones son permanentes ante la falta de acción de las autoridades en la construcción y mantenimiento de vías.