LA PAZ, LA POLÍTICA Y EL GOBIERNO
Colombia empezó una nueva etapa para desarrollar temas de vital importancia para sus pobladores.
La paz sigue siendo el asunto abanderado entre los diversos sectores de la sociedad, por cuanto se trata de buscar la reconciliación de los colombianos, que estamos asqueados de una guerra fratricida que lleva de vigencia hace más de 50 años, sin ninguna causa inteligente.
El Gobierno, que logró su reelección con la bandera de la paz, ha hecho todas sus «apuestas» para la firma de un acuerdo que permita que los alzados en armas retornen a la vida normal y puedan participar en materia política, en pocas palabras, que cambien las armas por los votos.
Las guerrillas, a través de las FARC y el ELN, en comunicación dirigida a los congresistas anuncian su disposición total para que se logre la paz, previo pronunciamiento de todos los colombianos a través de un plebiscito.
La clase política, representada por el poder Legislativo, en su mayoría, también es partidaria de la paz a pesar de los gritos de guerra que ha acostumbrado a pregonar la extrema derecha, que, definitivamente, le apuesta al fracaso de la reconciliación entre los colombianos. Solo le interesa la victoria de unos pocos de sus militantes. ¡Egoísmo social!
En materia política, todos esperamos grandes cambios, especialmente, el de volver a conformar una nueva Constitución Nacional a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente para corregir las reformas realizadas por una buena parte de los congresistas elegidos por el narcotráfico y el paramilitarismo.
La nueva Constitución debe hacer las transformaciones que requiere Colombia, para transitar por los caminos de la paz, el progreso y el desarrollo del país, y, en especial, del progreso económico de sus habitantes.
Desde ayer el nuevo Congreso, a pesar de tener una clase política sin mayor variación, espera poder cambiar la opinión de los colombianos frente a ese organismo legislador, calificado muy malo según los diversos sondeos de opinión pública.
Entre tanto, el Gobierno del presidente, Juan Manuel Santos, inicia actividad en cumplimiento de sus promesas hechas durante su campaña proselitista; y, sobre todo, frente al compromiso nacional e internacional de lograr la anhelada paz para todo el concierto nacional.
Colombia queda pendiente de la evaluación de los compromisos de los protagonistas en materia de paz, política y Gobierno. Es necesario que todos marchemos en la misma dirección, para acabar, de una vez por todas, la confrontación existente en todos los aspectos.
Ojalá llegamos a los destinos trazados y podamos disfrutar de una patria libre de rencor; y, sobre todo, que se concrete el compromiso de ayudar a los más vulnerables. ¡Ojalá!