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POPAYÁN 60 AÑOS DE RETRASO

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La belleza del centro histórico de Popayán esconde la crisis social que vive como consecuencia de la corrupción que hace parte de la cultura impuesta por una dirigencia responsable de la miseria que se campea. 

 

 

Álvaro Jesús Urbano Rojas

Popayán

 

Popayán,  según el DANE,  ocupa en el contexto nacional  lugares vergonzosos en los indicadores de desarrollo socioeconómico, incluso comparados con  ciudades como Neiva, Pasto, Palmira, Armenia y Montería,  estamos por debajo de sus niveles de crecimiento y ocupamos los últimos lugares  en infraestructura urbana.

Las deficiencias en autonomía fiscal,  han  dado al traste con la disponibilidad  de ingresos corrientes, provenientes de rentas propias y capacidad tributaria con una fuerte dependencia  de los recursos del sistema general de participaciones y el fondo nacional de regalías.  Popayán para la vigencia fiscal del 2014, ejecuta un presupuesto de 229 mil millones de pesos, mientras ciudades como Neiva tiene  un presupuesto de  368 mil millones, Pasto con 529 mil millones, Palmira con 306 mil millones, Cúcuta con 614 mil  millones y Montería con 531 mil millones.  Todas estas ciudades intermedias,  con similares problemas que Popayán, pero con más recursos para plantear soluciones reales.

Popayán maneja índices  muy alto en desempleo y  pobreza, con el  24.58 %  de necesidades básicas insatisfechas;  generando  una arraigada inequidad en la distribución de recurso que conlleva a la concentración urbana en poblaciones con mejores posibilidades de desarrollo económico  como Cali,  con un presupuesto anual de  2 billones 272 mil millones y Medellín con 5.5 billones de pesos; ciudades colombianas que Según Ede Ijjasz Vázquez, Director social del Departamento de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial, tienen  20 años de atraso en la implementación de infraestructura urbana,  comparadas con ciudades como  Londres,  Santiago de Chile, Seúl y Tokio.

Después del terremoto de 1983,  el despliegue caótico  de los asentamientos urbanos y la falta de planeación para afrontar la migración poblacional, cambiaron la fisonomía de la ciudad, la que dejó de ser una  urbe  colonial y parroquial, con recia personalidad, para forjarse como una urbe  anodina, el crecimiento dejó de estar al servicio de la ciudad y la ciudad se puso al servicio del crecimiento. Dicho de manera clara, el desarrollo urbano se volvió el negocio de unos cuantos particulares.

Sin la competencia para ejercer una verdadera gerencia  social,  los  alcaldes  se limitaron  a copiar   planes de desarrollo, sin diagnóstico real ni capacidad operativa, técnica y funcional para ejecutarlos, lo que hizo  que todas las administraciones trataran de adelantar acciones improvisadas,  ajustadas  al presupuesto anual de ingresos, sin  continuidad programática,  por carecer de proyecto a largo plazo, motivo por el cual  se la pasaron  superando las crisis de la cotidianidad y  el cortoplacismo, con  burocracias  incompetentes,  sin  experticias en desarrollo urbano,  sin planes financieros  ni operativos anuales   de inversiones,  producto  del análisis sintético de  indicadores de gestión y casi siempre mirando por el retrovisor. Gobernantes miopes que  sólo alcanzan a perfilar tácticas improvisadas, parches, para apagar incendios y mitigar críticas,  pero que nunca para dar solución definitiva  a los graves problemas de ciudad.

Un plan de desarrollo a largo plazo, mínimo a cincuenta años,  será sin dudad,  el motor que dinamice  la economía adecuando nuestra  realidad social y las  necesidades comunitarias a un plan armonizado con una ordenación del territorio que responda a las necesidades de futuro tanto de las actividades económicas como a las de la propia sociedad en su conjunto, en el marco de una economía sostenible.

La dirigencia desconoce  que la historia hay que escribirla día a día y pretenden convencerse, engañándose a sí mismos y engañando a los ciudadanos, con la falsa utopía  que los tiempos gloriosos del pasado  están  de vuelta y que Popayán será  la ciudad grandiosa  de la época colonial y republicana.

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En los sectores marginales de Popayán la pobreza es total. Los gobernantes y la clase dirigente trata de esconder este problema que afecta una buena parte de la población residente en la capital del Cauca.