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Alfredo Molina: «EL PODER DEL PRESIDENTE ES CASI MONÁRQUICO»

Alfredo Molina 1El congresista Alfredo Molina Triana, un academico que llegó a la Cámara destapa lo que sucede al interior del legislativo. Foto Primicia Diario

 

 

Víctor Hugo Lucero Montenegro

Primicia Diario

 

Por primera vez en el Congreso de Colombia un representante a la Cámara desnudó la realidad en el poder Legislativo, y, sin pelos en la lengua criticó abiertamente cómo el poder Ejecutivo ha tomado el control del Estado.

Reveló cómo los congresistas no pueden presentar iniciativas de ley si no cuentan con el aval del Gobierno, y dijo que se ha deslegitimado el Congreso, del que dijo: «hoy, es una entidad que genera reacción negativa».

Primicia Diario tuvo la oportunidad de entrevistar al representante a la Cámara Alfredo Molina Triana, un académico que llegó al Legislativo y aspira a que esa corporación pueda ser autónoma para que tenga el poder que le corresponde, y no ser un apéndice de los otros poderes.

La entrevista se desarrolló en los siguientes términos:

¿En Colombia se reconoce la labor de Congreso?

-Hoy, este es un Legislativo distinto al que la sociedad reconoce, precisamente, porque  está desbalanceado en materia de los elementos del poder de Estado en la dinámica de que un congresista no puede, autónomamente, presentar un proyecto de ley que necesite Colombia, si no tiene el aval del Gobierno, lo que hace que se ratifique la acción presidencialista del Estado, que implicaría determinar alguna mayor autonomía del Congreso, cosa que no encuentra uno en Colombia.

Doctor  Molina, entonces ¿se ha deslegitimizado el Congreso?

-Sí. Se ha deslegitimado el Congreso de la República, y esa es una forma de no reconocerlo como una institución legítima, sino más bien como una entidad que da grima, que genera reacción negativa.

¿Qué piensa usted que llegó allá de la academia?

-Yo vine desde la academia y estoy metido en el Congreso, y trato de dimensionar una formar distinta de la acción del Legislativo, entendiendo que la academia debería estar de primera línea.

Háblenos de su experiencia como académico en el Congreso, por favor…

Hice una maestría en estudios políticos, y lo curioso es que en la academia se habla de la filosofía política, pero también se habla de unos elementos como «macondianos» en la acción de la política real; «macondianos» por la falta de legitimidad de la política real que sería el Congreso, u otras ramas del poder del Estado; y digo «macondianas» porque le echan unas historias que hoy en la realidad del día a día no se vive, entonces a uno, como académico, le están diciendo que en el Congreso hacen unas cosas que hoy ya no pasan.

¿En la academia qué hablan sobre el Congreso?

En la academia no hablan de compasión del Estado, hablan de clientelismo, hablan de elementos que son deformaciones, obviamente, de los del poder, de la democracia, y esas son acciones negativas, en contravía de la institución y del sistema. Y cuando viene uno y mira eso se da cuenta de que a uno de plano lo tratan de burócrata, de clientelista; pero resulta que eso ya, en mi concepto individual, no existe porque hoy el Estado se ha profundizado en sus líneas de poder, donde el presidencialismo es más fuerte.

¿Considera que el poder presidencial absorbió los otros poderes?

El poder del presidente en Colombia es absoluto, casi monárquico, precisamente, porque ellos son los que deciden las leyes, son los que tienen el presupuesto, son los que determinan la representación. El Gobierno nacional no permite que los proyectos sean de iniciativa parlamentaria.

¿Es exagerado decir que el clientelismo no es del Congreso, sino del Ejecutivo?

El clientelismo está matizado con la técnica, y, efectivamente, ese clientelismo termina en el nivel superior; quiere decir que el nuevo técnico de Harvard, o de Oxford, llega a Colombia incorporado a una institución pública desde el presidencialismo y desde esa institución pública. Ese tecnócrata es reconocido por los medios informativos, sí, lo reconocen; es el nuevo clientelista porque ese sí viene a decidir por su «mejor amigo», y quiere trabajar con él sin tanto concurso público.

¿Qué pasa, realmente, en los poderes del Estado?

La realidad en Colombia, por legitimidad o por ilegitimidad, es que se premian y se castigan ciertos poderes del Estado, y ese poder del Estado castigado termina como María Magdalena. Recordemos que a María Magdalena le tiraron piedra dizque porque era una persona que tenía procederes contrarios a la sociedad. Y, efectivamente, a nosotros nos tiran muchas piedras hoy; pero hoy lo que deberíamos hacer es un alto en  el camino institucional del sistema político para equilibrar la balanza.

¿Está, acaso, desequilibrado?

Sí. El Estado hoy no está equilibrado en su balanza; está más tendiente hacia el lado del presidencialismo; y de segundo nivel más hacia el lado de la Justicia. Eso es efectivo y real, solamente lo miran en el presupuesto.

En materia presupuestal ¿cómo se están manejando los tres poderes?

Presupuestalmente, el Congreso maneja 0.4 billones de pesos de los 200 billones del presupuesto nacional, solo en materia de presupuesto. Y hoy la Justicia y los organismos de control cuentan con 12 billones. El nivel presidencial maneja el resto, maneja algo así como 180 billones.

¿Qué reclamaría para el Congreso?

Yo reclamaría mayor independencia del marco normativo porque debería ser tanto del Gobierno, que requiere unas herramientas, pero también debería ser de un nivel de autonomía que permita que el congresista genere normas para el país efectivo, así requiera de presupuesto esa norma, como no está hoy en la Constitución y la ley. Si hoy una norma de iniciativa del Congreso requiere presupuesto necesita el visto bueno del Gobierno, y ahí pierde la esencia el Congreso en ese sentido dentro de la dinámica de su autonomía.

¿El Congreso es autónomo?

Los congresistas y el Congreso deberían ser autónomos, deberían tener mayor libertad de expresión, deberían tener más libertad para su actuación, deberían tener independencia frente a las otras ramas del poder. Hoy no lo tiene porque el Estado presidencialista y el Estado que caminó hacia darle garantías a unas ramas del poder, como el fuero y otros elementos que no tienen los congresistas, hacen que se desbalancee la palabra porque al mismo nivel debería estar el presidente, en un sistema como el colombiano; como también al mismo nivel debería estar el magistrado, como al mismo nivel debería estar el congresista, y eso no es lo que está pasando hoy.

¿Vale la pena ser congresista si no hay equilibro de poderes?

Creo que vale la pena ser legislador de Colombia con unos principios que se funden en la efectiva garantía de los tres poderes del Estado, porque yo creo que falta garantía de los tres poderes del Estado para armonizar algún día el Estado, y, por el contrario, sí vale la pena para seguir luchando, para seguir discutiendo desde el Congreso. Yo creo que lo importante aquí es entender que cualquier Estado del mundo democrático debe tener equilibrio en los poderes, si eso no está entonces hay que seguir, por lo tanto, seguir siendo congresista para estar menos amarrado por el poder del Gobierno en materia de la Presidencia, y poder seguir siendo esos legisladores independientes, autónomos y que sigamos mandando unos mensajes que algún día los poderes deben ser equitativos.

Háblenos de la libertad de expresión en el Congreso…

-Es un tema interesante, precisamente, porque el día a día en la legitimidad siempre se suma a la población social, a la sociedad. Claramente, esa sociedad maneja un mensaje siempre negativo en contra el Congreso, porque la sociedad siempre le carga lo negativo al Congreso.

Al Congreso se le cargan muchas responsabilidades. ¿Eso es justo, o injusto?

Sí, la sociedad carga la responsabilidad de la culpa solamente a un sector del Estado, y eso es un problema que ha deslegitimado la labor del Congreso; y, obviamente, en los medios de comunicación no hay una atadura frente a la acción del congresista. Mi concepto individual es que los medios de comunicación a veces promulgan muy rápidamente un mensaje negativo de lo que pasa en todas las entidades.

¿Los medios periodísticos tienen responsabilidad en el desequilibrio de poderes?

No quiero plantear que todos los medios periodísticos sean iguales, pero hay unos de ellos que siempre están ahí. Ahí, por ejemplo, un congresista, por esa falta de legitimidad, a veces no es el más importante para tener en cuenta en una opinión en cuanto a un tema de fondo del país. ¿Por qué? Porque es congresista. Sí se tienen muchas veces expertos académicos, o expertos profesionales del mercado, porque el mercado «ha generado una superposición de poderes» y eso es, además, del presidencialismo, el mercado ha generado una superposición de poderes al punto, obviamente, de que a veces tienen mayor privilegio en el mensaje comunicativo; y eso genera un desbalance.

¿Los congresistas han sido desplazados para emitir conceptos respecto a los temas de importancia en el país?

A veces uno encuentra un presidente de una compañía opinando sobre temas de importancia nacional con mayor legitimidad, pero una legitimidad entregada a través de sus mismos elementos que ha podido tener para poder ofrecer; ello hace desvirtuar muchas veces, pero a esas personas sí se les pone como altamente virtuosas, precisamente, porque ese mercado impone tantos criterios de sociedad que también ganan altísima legitimidad por su acción.

¿Por qué el Ejecutivo no es tan cuestionado como el Congreso?

El Gobierno hoy tiene más elementos para poder publicar, o para poder mandar, un mensaje más armónico porque es que estar entregando viviendas, o estar entregando infraestructura, pues son situaciones que en la sociedad son más amables. Mejor dicho: invitar a una comida a un amigo es mejor que preparar la comida, y, efectivamente, el que prepara la comida nunca va a llevar esos réditos del que la ofrece. Ofrecer una comida, o prepararla, las dos labores son distintas; y el Estado se ha encargado de legitimar una y deslegitimar otra, y también en eso a veces uno encuentra que cualquier situación personal, colectiva o en nombre de una institución respecto al congresista se magnifique.

¿Eso indica que no hay equidad?

En la acción gubernamental hay una pedida de excusa por la acción gubernamental, y en la acción de justicia, en la cual está comprobado que algún día hasta el hijo de un magistrado cogió un carro, hizo escándalo, hizo de todo, lo tomaron y hoy en día ese magistrado sigue vigente. Entonces ahí es adonde quiero que llevemos el nivel del debate frente al tema de dónde está la equidad entre el Congreso y el Gobierno.

¿Quién elude este debate, los congresistas, el Congreso en pleno, el Ejecutivo; quién no quiere que se debata la situación real y participativa del Congreso?

Yo creo que en ambos niveles hay factores que no les conviene que se evidencien como la problemática y la negligencia individual frente a una institución particular, y también muchos congresistas que no asumen su rol en relación al debate. La sociedad tiene su grado de responsabilidad, pues elige al Congreso y no hace control del congresista; y cada cuatro años, cuando elige, elige por otros factores distintos al de una persona preparada, capacitada para hacer un debate y que no esté supeditada a las presiones que muchas veces tiene el poder en cualquier Estado claro y reconocido. Entonces tiene que haber congresistas independientes, autónomos.

¿Usted cree que cualquier colombiano está en condiciones de presentarse para una curul y tiene las posibilidades de ser elegido?

Cualquier persona lo puede hacer, lo comprobaron en Bogotá. Por ejemplo, un día que eligieron a una persona que no tenía el conocimiento, o que no tenía la preparación, era una persona que lustraba calzado. ¿Qué es lo que pasa allí? Que el Estado sí se tiene que preparar para tener un mayor fortalecimiento para generar condiciones equitativas en la democracia electoral. Yo sí estaría de acuerdo con el apoyo a las campañas desde el Estado para evitar que se mezclen esos elementos que están planteando, que desvirtúan la democracia; y para evitar que muchas personas cuestionadas lleguen a las corporaciones o cargos de elección popular.

alfredo molina«El clientelismo está matizado con la técnica, y, efectivamente, ese clientelismo termina en el nivel superior; quiere decir que el nuevo técnico de Harvard, o de Oxford, llega a Colombia incorporado a una institución pública desde el presidencialismo y desde esa institución pública». Foto Primicia Diarioalfredo molina 2 A pesar de ser invitado con frecuencia a la sede presidencial, el representante a la Cámara Alfredo Molina Triana, dice lo que siente frente al poder presidencial: «El poder del presidente en Colombia es absoluto, casi monárquico, precisamente, porque ellos son los que deciden las leyes, son los que tienen el presupuesto, son los que determinan la representación». Foto Primicia Diario