Jorge Enrique Giraldo Acevedo nació el 20 de marzo de 1947 en la población de Madrid, Cundinamarca y sus primeros años de vida transcurrieron en pueblos del Departamento del Magdalena y su capital, Santa Marta.
«ME QUIEREN TUMBAR»
Se inició en la radio de Santa Marta a los 18 años de edad guiado por los maestros Marceliano Polo Restrepo, César Augusto Garizábal Fuentes y Carlos A. Monnery Barros.
Fue corresponsal deportivo y general de los periódicos «El Siglo» y «Occidente», respectivamente. A los 22 años se trasladó a Bogotá y comenzó a laborar en el «Noticiero Panorama», de «La Voz de Bogotá»; después trabajó en los sistemas informativos de las emisoras «Horizonte», «Eldorado»,
«Caracol Radio» y en «Radio Sutatenza»; también en el programa campesino «Tierra de Promisión», de RCN.TV, dirigido por Napoleón Vanegas. Fue editor de la revista «Enlace» y durante más de 18 años trabajó como periodista en el Ministerio de Hacienda. Fue uno de los periodistas galardonados por «Seguros Bolívar» por la transmisión de «Caracol Radio», del trágico accidente por el choque de dos Jumbos-747, registrado el día domingo 27 de Marzo de 1977, en las Islas Canarias, en el aeropuerto internacional de Gran Canaria. En «Caracol Radio» muchas veces escribió y leyó el noticiero resumen del día, que se transmitía a partir de las 12 de la noche.
Con muchas dificultades y producto de una bien documentada tutela logró pensionarse y sostiene que sus mejores guías, además de sus primeros tres maestros en Santa Marta, fueron, entre otros, los periodistas Yamid Amat, Alberto Giraldo, Antonio Pardo García, Jaime Zamora Marín, Manuel Prado Mejía, Arturo Bustos, Guillermo Tribín Piedrahita, Jorge Zuloaga, Yolián Londoño Passos, Ricardo Salas Salamanca, Anibal Ceballos Camargo y Rafael Araujo Gámez.
Para Jorge Enrique no existe ninguna duda en que Yamid Amat innovó y revolucionó los sistemas informativos de la radio y que Antonio Pardo García con Alberto Giraldo crearon espacios y dieron inicio a la reportería radial. Esas enseñanzas y los avances tecnológicos les han permitido muy buenos logros periodísticos, entre otros, a Julio Sánchez Cristo y Darío Arizmendi Posada.
Sus condiciones de comunicador le han permitido seguir escribiendo en diversos medios, sobre temas sociales. Es partidario de que la actividad periodística y de los locutores vuelva a ser una carrera profesional y con el otorgamiento de la correspondiente tarjeta.
Opina, en forma categórica, que el Gobierno Nacional está en mora de evitar el auge de Facultades de Periodismo y Comunicación Social por parte de las Universidades, ante la carencia de título profesional para estas dos actividades.
Jorge Enrique Giraldo Acevedo nació el 20 de marzo de 1947 en la población de Madrid, Cundinamarca y sus primeros años de vida transcurrieron en pueblos del Departamento del Magdalena y su capital, Santa Marta.
Se ha caracteriza por ser uno de los promotores de las reuniones de las cofradías de «Asoexcargot», de la musical de «Asodiscol»-Bogotá y de la Cofradía de las Escalinatas del Atrio, en Fusagasugá. Continuamente le agrada refrescar la memoria de los miembros de «las juventudes acumuladas», mayores de 60 años como él y está de acuerdo con lo expresado en el poema «En vida, hermano, en vida» de la escritora mexicana Ana María Rabatte y asevera que el tema musical «Cambalache», escrito en 1934 por Enrique Santos Discépolo, es la mejor radiografía de lo que acontece en el mundo en los aspectos políticos, económicos y sociales.
Recientemente emigró de Bogotá a la población de Íquira, Huila, en donde se encuentra disfrutando de salud proporcionada por la paz, la tranquilidad y la belleza del paisaje.
Sus condiciones de comunicador le han permitido seguir escribiendo en diversos medios, sobre temas sociales.
Que reconfortante es saber que personas que en algún momento hicieron parte de nuestro transcurrir en la vida y que por diferentes circunstancias desparecieron o desaprecimos, se encuentran bien y tranquilas como los manifiestan en este artículo que encintré por casualidad. No se si Jorge me recuerde, pero yo sí.
Un fuerte abrazo mi hermano.