Deporte sano fue el futbol en los pueblos, cuyos alcaldes siempre destinaron un lugar como cancha municipal y los mejores estudiantes de primaria fungieron como arqueros, defensas los más corpulentos; otros, por la rapidez de sus agiles cuerpos, fueron destinados a «delanteros”.
Gerney Ríos González
Es larga y extensa su historia y para ella, debemos remontarnos a la niñez, cuando los potreros o los solares desiertos eran los escenarios preferidos. El balón lo era la pelota de periódicos amarrados con cabuyas para dar la semejanza de redondez, globo amado, para el cual también tomamos una que otra vieja camisa o pantalón corto para fabricar el preciado juguete deportivo.
Los tiempos cambian con la rapidez de los minutos. Deporte sano fue el futbol en los pueblos, cuyos alcaldes siempre destinaron un lugar como cancha municipal y los mejores estudiantes de primaria fungieron como arqueros, defensas los más corpulentos; otros, por la rapidez de sus agiles cuerpos, fueron destinados a «delanteros». El árbitro era aquel profesor de primaria cuya honradez sacerdotal garantizaba responsabilidad en su sentencia y su silbato inapelables.
Tratadistas mundiales se han ocupado de la sociología de este deporte que atrae a millonarias huestes humanas y divide simpatías. La era moderna corrompió los objetivos reales de este deporte que antes se llamó balompié, en la mejor acepción. Las grandes ligas futboleras ya no reparten satisfacciones sino dólares por millones. La globalización de la «industria futbolera» amplió los apetitos voraces de dirigentes mundiales y ahí están los desastrosos resultados: Líderes que se consideraran pulcros, resultaron ser miembros mafiosos de la peor calaña. Varios de ellos ya en la senectud -que vergüenza-, pararon con sus huesos en la cárcel. Esta es otra clase de «sociología del balompié»: la ciencia de «quien tiene más saliva traga más hojaldre». Lástima que al futbol, entretenimiento de muchedumbres haya llegado el terrible monstruo de la corrupción; no de ahora, que el grave asunto social hace muchísimos años que se ventila. «Para nadie es un secreto la existencia de «mafias futboleras».
El deporte forma hábitos, conciencias, forja personalidad, carácter, hombría de bien. El futbol bien practicado –y no como negocio-, desarrolla el cuerpo físico y moldea la mente. ¿Quién no ha corrido en su niñez y juventud por las improvisadas canchas en potreros o calles de los pueblos, estorbando el movimiento de las gentes? ¿Quién no se enfrentó a las iras de las señoras que recibieron «un balonazo» con una pelota de papel o trapos viejos? ¿Quién no tuvo que soportar el regaño de los papas, obligados a pagar el vidrio de la ventana, roto por un «pelotazo», o las rabietas irrefrenables de los vecinos perturbados en su tranquilidad? ¿Quién no tuvo que pagar a la ofendida señora para que entregara ese atado redondo de papeles y cabuyas que cayó por accidente en la sala de la casa, rompiendo estrepitosamente el fino jarrón?
Casos, miles, recordatorios de la pubertad, juventud y que hoy, con los modernismos del futbol, añoramos con verdadera nostalgia. La sociología de este deporte nos dará para asombro y conclusiones severas, meditaciones filosóficas respeto por la vida, tan alejado este principio de la realidad.
En el pasado, las «barras bravas» ni siquiera eran «un decir». No existían. Las fiestas pueblerinas incluían un partido de futbol, entre jóvenes o equipos integrados por viejos. Recordamos los encuentros entre «rodillones» en los que más de un lesionado llegó al hospital en brazos de sus parciales. Pero todo era camaradería, no violencia, no intereses económicos, apuestas millonarias que hoy en el siglo XXI, en la «aldea global», son incentivos de hinchas furibundos.
La corrupción actual, ¿abandonará de pronto el futbol? – ¿Caerán los peces gordos que convirtieron el deporte en el trampolín de sus millonarias riquezas y poder globalizado?
La corrupción actual, ¿abandonará de pronto el futbol? – ¿Caerán los peces gordos que convirtieron el deporte en el trampolín de sus millonarias riquezas y poder globalizado?
Diplomado derechos humanos,juventud y políticas publicas,ibague. Adrian Esteban Perez Z.
Muy buena la lectura hay me doy cuenta que al pasar el tiempo todo se daña,el fútbol de ser un sueños comprometedor ahora es un sueño inalcanzable por que para poder entrar aun buen equipo necesita tener una «ficha» dentro de el equipo o federación futbolera.
No soy amante al fútbol pero me parece es un deporte constructivo y sano, pero de lo poco que se del fútbol es otra mafia que algunas personas les sacan demasiado provecho ¿ como se le saca provecho ?apuestas deportivas, aveces hay chantajes, etc. Eso es lo poco que he sabido del fútbol hasta el momento.
Diplomado derechos humanos,juventud y políticas publicas,Ibagué.
Que buen articulo.
Que nos muestra cómo ha sido la trayectoria del fútbol desde sus inicios y lo que representaba para muchos como un sueño o como una convivencia en paz y en comunidad. La corrupción ha llegado a dañar los sueños de muchos jugadores que anhelan ser grandes futbolista y a representar nuestros países. No me gusta solo ver lo malo por qué ser futbolista significa ser una persona responsable y disciplinada, hoy en día los jugadores son grandes ídolos que son ejemplo a seguir por la juventud y eso es lo que hay que resaltar. «El buen ejemplo inspira a hacer el cambio».
Diplomado derechos humanos,juventud y políticas publicas,ibague. Maria Alejandra Murillo B.
El articulo es muy interesante.
Es evidente que desde la época de los años ochenta ya se manifestaba la mafia futbolera Pablo escobar fue un futbolero apasionado el capo le daba a su pueblo lo que le pidiera sin importar lo que fuera, muchos jugadores se dieron a conocer gracias a Pablo Escobar como le fueron Leonel Alvarez, Alexis García entre otros; analizamos como la corrucion o mas bien la mafia futbolera venia a paso galopante desde hace mucho, la mejor manera que ellos encontraron para adquirir y tapar el dinero del narcotrafico fue tergiversando conveniencias disfrazadas de fútbol, cambiando razones y hechos para confundir y engañar nutriendo el fútbol de dinero ilícito.
Por otra parte los hinchas son otra de las grandes mafias que destruyen y dañan la imagen del fútbol y a familias, ya que sin importar los valores y principios fomentados en el hogar se destruyen la vida de ellos y dañan la de los demás, defendiendo un color una bandera y una camiseta una pasión enfermiza que los lleva a pasos gigantes por un camino equivocado adquiriendo vicios y formas delictivas tal vez sin darsen cuenta por la emoción del momento adoptando comportamientos inadecuados que alimentan la delincuencia del país convirtiendosen en asesinos por defender la pasión y el amor equivocado de un trapo que cada día tristemente desemboca ríos de sangre multicolor.
Diplomado derechos humanos, juventud y políticas publicas, Ibagué. Jhon Alexander Murillo Monroy
Lastimosamente un deporte tan importante en el mundo como el fútbol, se ha visto y se sigue viendo involucrado con la corrupción, estos «Capos futboleros» o creadores de «Mafias futboleras» acaban con los sueños de muchos, niños, niñas, jóvenes, que tienen mucho talento, inclusive mucho mas talento que algunos/as jugadores/as profesionales, pero por la falta de recursos económicos no pueden cumplir su sueño, por el hecho de que en el fútbol existan «Palancas», quiere decir que las personas que cuentan con recursos económicos pueden ayudar a sus hijos o familiares a cumplir el sueño de ser futbolistas profesionales, sin ni si quiera dejar ver lo que tienen los demás jóvenes, desde que haya plata de por medio ya tienen su oportunidad en algún club, la oportunidades debutar, ya sea en un torneo de tercera, segunda o primera división, las «Industrias futboleras» han acabado con la buena imagen que tenia el fútbol años atrás, ya que muchos jóvenes ni si quiera intentan «Probar» en un club, porque ya saben que su respuesta va a ser negativa, se debe tener una «Palanca» dentro del club, asociación o federación de fútbol. El fútbol o cualquier otro deporte, pueden servir como un hobbie que aleja a miles de jóvenes de las drogas y que se dejen influenciar de demás jóvenes, aunque el que tiene la decisión de hacerlo es la persona, si la persona no quiere hacerlo, nadie lo va a obligar.
En el tema de las «Barras bravas» en mi punto de vista, no los veo como «Delincuentes» por el simple hecho de que tengan amor o pasión por un color, por un trapo, por el equipo de su ciudad, hablando específicamente de una «Barra brava» como lo es la «Revolución Vinotinto Sur», hinchas del Deportes Tolima, son personas que hacen actividades culturales, tienen un estilo de vida muy distinto, sienten el amor por los colores de su equipo, sienten las ganas de salir adelante, de sacar adelante su proyecto, sacar adelante a miles de jóvenes que han caído en el tema de la drogadiccion, las personas catalogan a hinchas particulares que roban, son drogadictos como integrantes de la «RVS», estos no pertenecen a este grupo, son hinchas independiente que no disfrutan el barrismo como se debe, porque en mi opinión escuchar el sonido del bombo es muy lindo, entonar las canciones de su equipo, saltar y alentar a el equipo de mis amores no tiene explicación alguna, solo puede entenderlo quien esta dentro de la popular, muchos critican sin ni si quiera saber lo que significa, primero tienen que vivirlo para poder hablar sobre el tema. fue lindo cuando por primera vez ingrese a la popular era un niño, pero aun así salta, cante sin saberme la letra de las canciones, sentir el bobo marcar los latidos de mi corazón, fue algo incomparable, inexplicable, nunca olvidare ese día, porque desde ese día comencé a sentir el amor y la pasión por los colores del equipo de la ciudad musical, el barrismo no es vandalismo, terrorismo o delincuencia.
Aguante la Revolución.
El fútbol tiene dos caras. La primera, es la gente que siente pasión por los triunfos, que sufre con las derrotas y que sigue de cerca a sus grandes ídolos. Que llena estadios y alienta en todo momento a su equipo del alma. Para mi, lo bonito de este deporte es lo que podemos aprender de él; trabajar en equipo, retarse a si mismo, ser compañerista y desarrollar confianza en los demás.
La otra cara es la de la corrupción, que indudablemente ha permeado todos los sectores de la sociedad. la violencia de algunos en contra de otros por difrencias entre equipos.
Un deporte, una industria que crece cada día más y que tal vez solo se ha reducido a otra forma de mercadeo. Sin embargo una pasión para muchos que permite seguir alimentando las alegrias y sueños de países, de grandes y chicos que ven en este deporte una pasión y una forma de vivir la vida.
La corrupción infortunadamente no solo hace parte del Estado, sino que del deporte también. Es lamentable que este tipo de acontecimientos ocurran, ya que el deporte es algo que promueve disciplina y valores éticos. sin embargo, esto no fue así. Y es claro que los apasionados por este deporte se deben sentir decepcionados por la manera en la que ven el fútbol, solo como negocio.
Diplomado en gerencia de la innovación- Ibagué
Diplomado derechos humanos