El hombre que revolucionó las comunicaciones de Colombia en el siglo XIX, nació en Chaparral, departamento del Tolima
Roberto Espinosa
Especial
El hombre que revolucionó las comunicaciones de Colombia en el siglo XIX, nació en Chaparral, departamento del Tolima, el 1 de enero de 1816; el país celebra el bicentenario de este acontecimiento, este año 2016.
Con esta semblanza recordamos al periodista y al político que más influyó en el progreso de nuestra patria, segunda mitad del siglo XIX.
Sus mejores logros indudablemente estuvieron en el campo de las comunicaciones. Primero cuando apareció su opúsculo contra la administración del Presidente Márquez; al ver la luz pública su escrito, se le atribuyó la autoría al general Santander quién más tarde conocería del libretista; posteriormente lo invitaría a trabajar como oficial mayor en la Cámara de Representantes, en 1840. Así comenzó una vida de combate en el campo de la comunicación. Una de sus grandes pasiones fue el periodismo; fundó algunos periódicos de aquella época, consiguiendo entre sus colegas el título de «Rey de la prensa»; sobresalen «La Gacela Mercantil», fundada en Santa Marta el 22 de septiembre de 1848; «El Correo», «El Constitucionalista», «El Neogranadino», «El Tiempo», «La Bandera Nacional» entre otros.
«Su prestigio de escritor,- dice el historiador Carlos Sanclemente-, cobró tanta importancia que alguna vez Rafael Núñez, su gran opositor, comentó al releer algunos de sus escritos: «Hay cuatro artículos de esos por los cuales diera yo toda mi obra literaria y política».
Sin embargo el mayor aporte al Estado de Murillo Toro, fue la creación del ·Diario Oficial, decano de las gacetas del país y que apareció el 30 de abril de 1864, mediante el Decreto 2798-A de 1864.
En 2014 se cumplieron los primeros 150 años de sus fundación, para lo cual el Ministerio de la Comunicación, TIC, emitió una estampilla conmemorativa del trascendental acontecimiento. Este periódico es el órgano de los actos gubernamentales, indispensable para la publicación y validez jurídica de las actividades oficiales.
El 1 de noviembre de 2014 se cumplieron 150 años de la implementación del telégrafo eléctrico; fue inaugurado a las cinco de la tarde del 1 de noviembre de 1865; importante hecho en la «República de los Estados Unidos de Colombia», durante la administración del gobierno radical de Murillo Toro.
En esa fecha se trasmitió el primer mensaje telegráfico desde la localidad de Cuatro Esquinas, hoy municipio de Mosquera,- Cundinamarca, que sintetizamos con el enviado por el señor Williams Stiles;… «Pueda la paz cubrir con su alas bienhechoras la extensión de este hermano país», y, «reciba usted mis congratulaciones por el feliz éxito con que van coronándose sus esfuerzos y los de mi gobierno. Paz a los hombres de buena voluntad y gloria para los obreros de la civilización cristiana»., contestó el presidente.
Con la llegada del telégrafo eléctrico al país fueron muchos los problemas ocasionados con su implementación y algunos historiadores señalan que el pueblo consideraba que era «una obra satánica». Rescatamos unos apartes de una circular insertada en el «Registro Oficial», órgano del Gobierno del Estado, Popayán N. 200 de agosto 12 de 1882, que reza: «sec 3 Ramo de telégrafos, circular N. 3363 Bogotá, 17 de julio de 1882»: El inspector de la sección quinta de la Línea B del telégrafo en el Estado del Cauca comunica a éste despacho lo siguiente: «Urgente necesito 2 cajas de aisladores. Daños intencionales causados a la Línea en «el naranjo» tres veces han roto y robádose grandes extensiones de alambre. Recabo protección autoridad urgente». Más adelante: «En la línea telegráfica de Bogotá a Honda y en los del Tolima ocurren igualmente interrupciones por daños ocasionados por particulares que se roban el alambre en grandes extensiones de tierra. Hay necesidad urgente de conservar en buen estado los telégrafos nacionales que prestan tan importantes servicios al gobierno y al público, y cuyo planteamiento ha costado considerables sumas de dinero.»
En su libro La Imprenta en Colombia, Tarsicio Higuera B, afirma: «Justo es consignar que Murillo Toro fue un presidente honrado y progresista y que también había sido un periodista distinguido»…«Parece que Manuel Murillo Toro hubiera tenido obsesión por lo grande y por los más nobles postulados del espíritu».
Terminamos este recuento histórico del telégrafo con las palabras del académico Luis Horacio López D, quien dice: «Hemos sido los colombianos muy desentendidos en la memoria social con los pioneros de la modernidad, y más aún con aquellos que impulsaron las comunicaciones a distancia», y «porque no hay duda que Manuel Murillo Toro y Williams Lee Stiles, sintetizan en sus nombres una hazaña de la tecnología del telégrafo eléctrico, en un país rural».
Por la época de la segunda administración se reorganizaron los correos nacionales, dando inicio a las primeras emisiones de estampillas terminando así un largo camino de correspondencia; desde la época colonial, el país se había acostumbrado al «debe» y al «franca», Esta, la forma en que se cruzaba la correspondencia entre los habitantes. FERROCARRILERO
Tenía Manuel Murillo Toro 33 años y como Ministro de Relaciones Exteriores, rechazó la cláusula sobre baldíos y reformó el contrato con la firma americana para la apertura del ferrocarril interoceánico de Panamá, a finales de la administración del General Tomás Cipriano de Mosquera; así se dio inicio a la apertura de la vía ferroviaria, el 10 de febrero de 1850, y luego inaugurada en 1857, mandato de Manuel María Mallarino. Se emprendió así la era de los ferrocarriles nacionales que comprende el período de 1850 hasta 1874.
Murillo Toro al ocupar la primera presidencia contrató la construcción de la línea férrea, Barranquilla- Sabanilla. En su segunda administración comenzó la era de los ferrocarriles ordenando la contratación y construcción del ramal férreo Cali – Buenaventura.
Ordenó también los trabajos de la línea del Pacífico, Buenaventura- río Cauca el 6 de enero de 1873; otras líneas férreas impulsadas por el presidente Murillo Toro o como secretario de Estado fueron el trazado del Ferrocarril del Norte, Bogotá – río Magdalena y construcción del cable submarino Buenaventura – Colón, Panamá.
Dice el historiador Alfredo D. Bateman: «Aun cuando aparentemente la labor en materia de ferrocarriles de la administración Murillo Toro fue poca, le cabe el mérito de haber obtenido la suficiente legislación para que el país entrara en una era de adelanto en esta clase de vías». Fue también el mayor impulsor para la navegación comercial y de pasajeros por el Río Grande de la Magdalena.
Este sistema de transporte le reportó grandes avances al país en materia de comunicaciones; su aislamiento estorbaba el comercio de sus productos entre sus habitantes. En un telegrama insertado en el Registro Oficial, el director de la Gaceta, Belisario Zamorano, saluda al general Ezequiel Hurtado y le envía el siguiente mensaje: «Os transmito el movimiento de trenes entre Buenaventura y Córdoba hasta anteayer: Importación, novecientos noventa (990) bultos; exportación setecientos treinta y un (731) productos, trescientos cuarenta y cuatro (344) pesos. Productos de pasajeros de ambas clases ciento sesenta y cuatro (164) pesos. Los trenes viajan en combinaciones con los vapores aquí y la llegada a Córdoba».
El historiador Francisco Salazar Castro, resume sobre las ejecutorias en la administración Murillo Toro: «Se preocupó en el desarrollo de las comunicaciones. El telégrafo, el «Diario Oficial» y los ferrocarriles, están asociados a su nombre. El ferrocarril ha sido básico en el desarrollo de las actuales potencias mundiales».
Desafortunadamente, en el siglo XX, este medio de transporte tan importante en el Viejo Continente y países asiáticos, en el nuestro, es cosa del pasado. Después de ser la columna vertebral en materia de movilización de pasajeros y carga, el gremio del transporte terrestre lo sepultó hasta casi desparecerlo. En el futuro inmediato, Colombia deberá tender rieles y adoptar modernas locomotoras para hacer frente al movimiento de carga mundial originario de los Tratados de Libre Comercio firmados con potencias y países del mundo globalizado. Aparece así subrayada históricamente la figura cimera del presidente Manuel Murillo Toro, padre de las comunicaciones nacionales, uno de los gobernantes probos y capaces, de inteligencia y decisiones fecundas en bien de la patria colombiana, hijo muy ilustre de Chaparral, en el Tolima Grande.
Manuel Murillo Toro, dos veces mandatario de los colombianos, liberal radical, de la logia masónica, un capítulo del cual lleva su nombre, murió en Bogotá el 26 de diciembre de 1880.