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Cuba: «SIN EL HEBERPROT-P NO SÉ LO QUE HUBIERA OCURRIDO EN MI VIDA»

pie2«Luego supe que esa solución se llamaba Heberprot-P (Es una formulación muy estable, una formulación liofilizada en un bulbo que se infiltra dentro de la úlcera)».

Texto y fotos

Lázaro David Najarro Pujol

Primicia Diario

Cuba

 

La Habana.-Pedro Miguel Onsetí Núñez nunca imaginó que una bacteria alojada en el pie le hiciera  transitar por los momentos muy difíciles de su vida. Todo ocurrió en el año 2009 en la capital cubana.

Pedro Miguel comenzó a sentir molestias en la parte inferior del dedo gordo del pie, pero nunca dedujo que ese simple rasguño (que denominara una ñañara) necesitaría de tratamiento médico urgente y continuó su vida cotidiana.

Calzaba sus zapatos como si nada acaeciera. Recuerda que su esposa en una ocasión le alertó del olor desagradable y le recomendó que fuera al médico

Ese mismo día Pedro Miguel acudió al especialista que le diagnosticó pie diabético neuro-infeccioso. Le realizaron las primeras curas y  le orientaron cambiar la alimentación.

«Una especialista me limpió aquel dedo y al ver que continuaba infectado concurrí a otro médico, quien me dio un  referido para comenzar los tratamientos en el Hospital Covadonga ( La Habana )».

«Eso ocurrió el 3 de enero de 2010 cuando acudí preocupado al hospital. Mi objetivo era solo solicitar un turno para que valoraran mi situación en una consulta normal y los médicos prosiguieran la cura en el dedo del pie. El galeno me dio un turno para el 15 de enero.

«Ya presentaba dificultades para caminar. El viernes 15 de enero me recibió el doctor y me pidió que me sentara y expusiera que me sucedía. Al mostradle los tejidos infecciosos hizo un gesto de preocupación y el mismo inició la cura. Tomó un bisturí y comenzó el tratamiento quirúrgico y a desprender la piel afectada».

«En la misma consulta y a sangre fría me extirpó aquel dedo y dejó una tremenda abertura que parecía la Fosa de Battle, en Santiago de Cuba».

«Lloré, patalee, ofendí, me lamenté. Mi difunta esposa perdió el conocimiento al ver cómo eliminaban los tejidos dérmicos muertos. Cayó al suelo como si fuera un pollito. No pudo resistir ver aquellas angustias».

«Terminada aquella primera cura, el médico decidió ingresarme para proseguir el tratamiento al siguiente día».

«En ese momento llegó una comisión evaluando paciente por paciente con problemas de pie diabéticos. En aquel hospital observé casos aún más críticos que el mío. Pacientes  que la única solución era la amputación de las piernas».

«Nadie podría ni siquiera imaginar que aquellos hombres venían con la solución a tanta angustia.  Mi angustia y la angustia de los que estábamos en aquella sala».

«Aquellos especialistas cubanos traían la solución a lo que hasta el momento no tenía otra alternativa que la amputación (Diabetes mellitus, enfermedad que padecen cerca de 371 millones de personas en el mundo)… Una amputación que nos cambiaria la vida para mal».

«Luego supe que esa solución se llamaba Heberprot-P (Es una formulación muy estable, una formulación liofilizada en un bulbo que se infiltra dentro de la úlcera)».

«Debía decidir si estaba dispuesto al tratamiento que por primera vez se ponía en práctica. Di mi disposición, aunque en ello me costara la vida. La cura del sábado fue aún más dolorosa. El domingo me dejaron «tranquilo»».

«El martes llegó nuevamente la comisión para que le ratificara la decisión. El miércoles llegó un auto y me trasladaron para otra clínica. Durante una semana me realizaron los análisis, chequeo médicos necesarios antes de iniciar la aplicación por vía intralesional».

«Los especialistas consideraron que estaba apto para el tratamiento con el nuevo medicamento (único en el mundo). Luego me hospedaron en un hotelito que se encuentra frente al Ministerio de la Agricultura.»

«Al siguiente día me regresaron al hospital y me inyectaron por primera vez Heberprot-P (Producido en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, CIGB, de La Habana ). Posteriormente la doctora Lourdes me aplicaba, en el mismo hotelito, el medicamento».

«Me entrevistaban y tomaban foto para observar la evolución del tratamiento. Milagrosamente empezó a brotar la carne y a cicatrizar el pie. Durante seis meses se prolongó el procedimiento. (Disminuyendo la susceptibilidad a sufrir amputaciones menores o mayores de miembros). Hasta que regresé a mi hogar definitivamente».

«En el hospital estuve dos meses. Cada treinta días visitaba la clínica para los chequeos correspondientes. Dicen que fui de los que mejores evolucionó y aquí estoy. Mi pie está como la piel un niño».

«A mi solo me amputaron un dedo. Sin el Heberprot-P no sé lo que hubiera ocurrido en mi vida. Aquí estoy y no he tenido más problemas (Se pone de pie y camina sin dificultades)».

«Cuando a mi me extirparon el dedo lo que yo tenía ahí era algo muy serio ¡Era una cueva! ¡Ni la cueva de Ali Baba y los 40 ladrones le hacia nada! ¡El que inventó la inyección, ese equipo ha hecho un bien a la humanidad!»

«Conocí un paciente que iniciaron por amputarle un dedo hasta que lo cortaron por aquí (señala las partes superiores de las dos piernas)».

El Heberprot-P, que desde el 2009 se encuentra generalizado en instituciones del territorio nacional, permite acelerar la cicatrización de las lesiones, disminuye de manera notable el número de amputaciones de los miembros inferiores y mejora substancialmente la calidad de vida de los pacientes.

pieEl Heberprot-P, que desde el 2009 se encuentra generalizado en instituciones del territorio nacional, permite acelerar la cicatrización de las lesiones, disminuye de manera notable el número de amputaciones de los miembros inferiores y mejora substancialmente la calidad de vida de los pacientes.

pie1«En el hospital estuve dos meses. Cada treinta días visitaba la clínica para los chequeos correspondientes. Dicen que fui de los que mejores evolucionó y aquí estoy. Mi pie está como la piel un niño».