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Nace en Cali: LA NUEVA TROVA COLOMBIANA

leon1Las canciones de León Octavio Osorno Aguirre que interpreta con acierto el grupo Campo y Sabor, pueden ser consideradas como felices ejemplos de una nueva trova colombiana que, a diferencia de aquella cubana, no tiene la pretensión de crear conciencia política sobre su auditorio, sino tocar su fibra más sensible sobre los temas de la agroecología o el conocimiento de las propiedades de los alimentos; o las buenas prácticas agrícolas; mediante un tratamiento divertido que mezcla información técnica o hasta científica con saberes tradicionales, de una manera concisa y didáctica a la vez.

 

 

 

 

 

 

 

Héctor González

Escritor y compositor.

Profesor titular  Universidad del Valle.

Especial para Primicia diario.

 

En una entrevista de los años 90, Gabriel García Márquez confesaba haber intentado escribir un bolero y haber desistido del empeño, por encontrar que se trataba de un arte sobre el que no tendría ninguna posibilidad de alcanzar dominio. Su admiración por los buenos trovadores se haría evidente en el cultivo de la amistad con autores de diversos géneros musicales como Rafael Escalona o Rubén Blades, para quienes no ahorraría elogio alguno.

En efecto, la composición de canciones –de buenas canciones– se ha considerado arte mayor desde la Edad Media por tratarse de un ejercicio que requiere, entre otras virtudes, la síntesis inteligente de la idea que se plantea en un discurso de dimensiones muy pequeñas que es, en su forma y por antonomasia, contraria a los postulados de la gran retórica clásica. León Octavio posee el talento y la agudeza propios de los mejores juglares de todos los tiempos: en unas cuantas estrofas es capaz de transmitir un mensaje inequívoco y pleno del tema abordado en cada composición.

Las canciones suyas, que interpreta con acierto el grupo Campo y Sabor, pueden ser consideradas como felices ejemplos de una nueva trova colombiana que, a diferencia de aquella cubana, no tiene la pretensión de crear conciencia política sobre su auditorio, sino tocar su fibra más sensible sobre los temas de la agroecología o el conocimiento de las propiedades de los alimentos; o las buenas prácticas agrícolas; mediante un tratamiento divertido que mezcla información técnica o hasta científica con saberes tradicionales, de una manera concisa y didáctica a la vez.

Su propuesta, la de su obra creativa musical, tiene el atributo adicional de la integralidad puesto que la musicalización de sus versos se realiza en formatos utilizados en varios géneros típicos de nuestro país, que tienen arraigo y significación en los campesinos, quienes son, en principio –aunque no de forma exclusiva–, sus principales destinatarios. Con esta escogencia, León Octavio redimensiona varias de estas expresiones artísticas que, en algunos casos, son menospreciadas por los habitantes de la urbe. Es decir, se trata de una reivindicación y exaltación de valores populares llevada un paso más allá: el tratamiento de sus textos rompe el círculo de vacuidad, descontextualización y falsa mirada romántica que acostumbran los autores comercializados de estas manifestaciones.