El rescate de las víctimas ha sido intenso por parte de los organismos de socorro nacionales e internacionales.
La naturaleza volvió a golpear de lleno una de las zonas más pobres de América Latina. Un terremoto de magnitud 7.8 en la escala Richter arrasó parte de Ecuador y ha provocado una tragedia aún impredecible. Al menos 272 personas han muerto y 2.500 han resultado heridas. Otras tantas permanecen bajo los escombros. Los equipos de rescate no han logrado llegar a las zonas más afectadas hasta un día después del sismo. «Temo que esa cifra [de fallecidos] aumentará y de forma considerable», ha asegurado el presidente, Rafael Correa, quien admitió que aún hay muchos cuerpos bajos los escombros. Ecuador se encuentra en estado de excepción.
«Los daños son graves y tenemos decenas de muertos», auguró el presidente Correa, previendo la tragedia que se avecinaba. Por entonces se contabilizaban 77 muertos. El siguiente parte multiplicó por tres esa cifra. La costa, el corazón turístico nacional e internacional del país,fue afectada. Algunos de los lugares más pobres del país, destruidos. Los equipos de rescate no pudieron llegar hasta pasado casi un día del terremoto. Las comunicaciones eran imposibles ante el colapso de las carreteras. El alcalde de Pedernales, uno de los pueblos más afectados, pidió, en un grito desesperado, ayuda para la localidad. «No son algunas casas o edificios, es toda la ciudad», aseguró.
Las modernas carreteras ecuatorianas fueron afectadas por el terremoto.
Los auxilios de los diferentes países del mundo empezaron a llegar al Ecuador.
Agua, es distribuida entre los damnificados ante los daños que registran los acueductos locales
Los damnificados son atendidos por la Cruz Roja del Ecuador.
Los muertos y los heridos son rescatados en una intensa labor de los organismos de socorro.
Las vías fueron notablemente afectadas por el fenómeno natural.
