El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, nuevamente es ovacionado por la ciudadanía, como en su primer mandato, luego de poner en orden el Distrito y empezar a ejecutar obras.
La emblemática Carrera Séptima, entre Avenida Jiménez y calle 17, está sufriendo una transformación sin precedentes. De venta ambulante y ocupación indebida del espacio público, pasó a tener sitios diseñados para el disfrute de los ciudadanos, sillas, parasoles, mesas de pimpón, ajedrez y hasta zonas verdes para hacer picnic.
Este trabajo hace parte de la campaña Si el centro cambia, todo cambia, que busca darle todo un nuevo aspecto al centro de Bogotá. Esta nueva cara incluye mejorías en el espacio público, seguridad, más y mejor iluminación, recolección de basura durante más horas y en más puntos críticos además un cambio en la forma en que la gente vive y percibe el centro de Bogotá.
Entre 1,8 y 2 millones de bogotanos visitan todos los días el centro de Bogotá, ya sea por razones laborales, económicas o por estudio. Por eso para la administración de Enrique Peñalosa es vital que la percepción negativa que tienen muchos ciudadanos sobre el centro se transforme.
Mónica Ramírez, gerente del Centro y actual directora de la Fundación Gilberto Álzate Avendaño, explica que esta intervención en un tramo de la Carrera Séptima, durará aproximadamente un mes en su fase inicial, pues posteriormente se dará paso a las obras de peatonalización permanente de esta vía.
Urbanismo Táctico es lo que se está haciendo en la Séptima, «es básicamente una intervención en el espacio público temporal, que permite tener un diálogo con la gente que transita por esta zona para entender qué les gustaría tener, cómo se la imaginan y tener una relación distinta con el espacio público», señaló Ramírez.
Esta vía, junto al Parque Santander, fueron elegidos por el alto flujo de habitantes y turistas durante el día, pero también por el abandono en que se encontraba esta zona, usada por muchos como baño, espacio para grafitis ilegales y dejada a su suerte durante años en temas de recolección de basura.
Uno de los primeros cambios fue precisamente la instalación de 70 luminarias LED y de 10 canecas nuevas de basura, especialmente diseñadas para que no puedan ponerse grandes bolsas de residuos que terminan por llenarlas. En temas de aseo también han tenido lugar jornadas de limpieza profunda en todos los rincones del parque y de la vía y se han recogido 6 toneladas adicionales de basura en este punto.
En materia de seguridad se aumentó a 45 el número de policías que custodian esta zona, repartidos en tres turnos para garantizar cobertura las 24 horas del día. Adicionalmente hay 2 cámaras de seguridad que funcionan permanentemente.
Además, se han pintado los cruces peatonales, se pintó una Ciclorruta de un vistoso color azul para que tanto peatones como ciclistas urbanos circulen en su propio espacio, «la gente pasa por acá y pregunta qué está pasando, por qué el piso tiene colores», cuenta Ramírez, sobre uno de los aspectos más llamativos del cambio, y que acabó de tajo el conflicto entre peatones y ciclistas que había en esta vía.
23 entidades del Distrito están participando en esta intervención en la Séptima, porque todas ellas tienen algo que ver con los cambios que puedan hacerse en la vía, desde el espacio público, hasta las alternativas para los trabajadores informales, lucimiento de fachadas y limpieza de la zona.
Este proyecto cuenta con el apoyo de la Bloomberg Associates, con la que ya se han realizado intervenciones similares en otros espacios de la ciudad, como en la plaza de la calle 80.
Sin embargo, lo más importante es que los ciudadanos aprovechen estos espacios, se apropien de ellos y respondan las encuestas sobre lo que quieren tener permanentemente en la Séptima.
Ciudadanos disfrutan nueva cara de la Carrera Séptima
Los ciudadanos que diario visitan y transitan este sector de la ciudad recibieron con agrado la transformación que vivió de esta importante vía.
«Súper me ha parecido muy buena esta intervención, le da otra cara a esta parte de la ciudad, el tema de las sillas y las matas me parece muy bonito. Llevaba 20 días sin pasar por acá y me encontré con esta sorpresa», destacó Carolina Orozco, transeúnte de la zona.