La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, anunció que el colombiano Luis Bedoya, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, se declaró culpable del cargo de corrupción.
Luis Bedoya, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, aseguró en un juicio celebrado en Nueva York por el FIFAGate que recibió sobornos entre los años 2007 y 2015, además de vincular distintos exdirigentes de la Conmebol en dichos actos de corrupción.
El periodista Ken Besinger, presente en dicha declaración, ha dado a conocer los testimonios del exdirigente.
«Acepté sobornos aproximadamente desde 2007 hasta 2015, me entregue voluntariamente al gobierno de Estados Unidos en 2015 sin tener aun cargos en mi contra», comentó Bedoya aceptando los cargos en su contra.
El exdirigente reconoció que recibió incentivos económicos por parte de Mariano Jinkis, codueño de la empresa Full Play, para que esta obtuviera los derechos de la Copa América de Argentina 2011. Además de él, vinculó a Angel Napout, expresidente de la Conmebol, Manuel Burga, expresidente de la Federeción Peruana de Fútbol, y Luis Chiriboga, expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.
Bedoya explicó tener contrato con dicha empresa dado que esta comercializó algunos amistosos de la Selección Colombia.
Jinkins se habría acercado a los seis países sudamericanos del pacífico (Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Chile y Paraguay) para ofrecerles un millón de dólares a cada uno si el contrato se llevaba adelante. «Se habló de que podría ser de un millón de dólares, un millón para cada presidente, pagado en dos cuotas de US $500,000», cita Besinger sobre la declaración de Bedoya.
De igual manera, Luis Bedoya comentó que en mayo de 2010, durante la final de la Liga de Campeones de ese año, Jinkis lo acercó a un empresario catarí a él y a Napout, el cual deseaba saber si contaba con el respaldo sudamericano para celebrar la Copa del Mundo de Catar 2022.
El exdirigente se encuentra en Estados Unidos desde el 4 de noviembre de 2015, el día 12 de ese mismo mes se declaró culpable en Nueva York.