El 24 de mayo de 1989 se despidió de sus admiradores en un concierto que realizó en el Teatro María Teresa Carreño, con el respaldo extraordinario que le dio el maestro Pedro Mesías. Fueron maravillosos e intensamente emotivos los momentos que estuvo en el escenario. El público no se quiso sentar en ningún momento y lo aplaudieron con frenesí, eran los últimos aplausos que recibía en vida, ¡qué tristeza!
Nadie mejor que Antonio J. González, «Gonzalito», su gran amigo que grabó el concierto, para que nos cuente cómo fue todo aquello:«Llegó la hora…subió el telón…y con él también la tensión de todos en el recinto. Es inenarrable aquella emoción con la que fue recibido…no había ni una sola persona sentada cuando apareció en el escenario, todos aplaudían de pie tan frenéticamente que lo hicieron hasta avanzada su primera interpretación… era vida lo que le brindaban.
En aquellos momentos, por la emoción me olvidé del equipo y no pude evitar el verme envuelto en ese glorioso y contagioso jolgorio colectivo… increíble… estaba ahí… cantaba otra vez…. «Rayito de luna», «Son dos palabras», «En revancha», «El día que me quieras», «Tu retrato» y «Una mujer»… fue su última canción…Como su presentación era una carrera contra el tiempo (no había estado parado ni sentado en varios meses) terminaba una canción y empezaba otra entre aquella ovación continuada que dé pie, la audiencia le tributaba. Entre la primera y la segunda canción pidió silencio para expresarle al público que necesitaba de ellos… al igual que todos, no pude aguantar; un nudo en la garganta no me liberó hasta no soltar las lágrimas…la emoción y la tristeza nos reventaba los corazones…