Una vez ingerida, la víctima queda totalmente desprotegida quedando sometida a un estado de pasividad y sumisión ante cualquier orden, así como en actitud complaciente.
Anais López Fernández
Educadora Social, Coach y Terapeuta
La burundanga es una de las drogas más famosas de los últimos años y una de las más usadas en países de América Latina, especialmente sobre mujeres. Por ello, debemos saber cuáles son sus efectos y enseñar a nuestros hijos a tomar algunas medidas preventivas. Se trata del nombre popular de la escopolamina, una sustancia que anula la voluntad, produce desinhibición y crea amnesia.
La diferencia de este estupefaciente respecto a otros es que no es utilizado para consumo propio sino para ejercer poder sobre otras personas, es decir, que su uso en la mayoría de los casos es involuntario y para fines delictivos. Una vez ingerida, la víctima queda totalmente desprotegida quedando sometida a un estado de pasividad y sumisión ante cualquier orden, así como en actitud complaciente.
Efectos y síntomas
La forma más típica de suministrar es a través de la bebida. Otro modo puede ser mediante la comida o por vía inhalatoria (por ejemplo, un cigarro o pañuelo contaminado). Es fundamental saber, también, que la burundanga no tiene sabor, ni olor, ni color, lo que dificulta su detección a simple vista y olfato.
Una vez administrada la droga en dosis adecuadas, el efecto es inmediato. En cuestión de pocos minutos la voluntad de la víctima queda anulada, esta perderá la memoria durante el periodo de tiempo que duran sus efectos, aproximadamente 2 horas.
En cuanto a los síntomas físicos, los primeros que se pueden detectar son la sequedad de boca, piel y mucosas, sed, enrojecimiento de la piel, dilatación de las pupilas con reacción lenta a la luz y visión borrosa para objetos cercanos, dificultad para hablar y amnesia.
Pero no solo hay que tener especial cuidado en ambientes de fiesta, que es posiblemente donde más riesgo hay, sino también cabe recordar la importancia de no abrir la puerta a nadie (vendedores, grupos religiosos, repartidores o empleados públicos) si no hay ningún adulto presente, así como rechazar invitaciones de un desconocido en cualquier lugar u oler perfumes que les ofrezcan en la calle o fuera de centros comerciales y tiendas. Nuestra labor como padres es avisar a los niños de que existen ciertas amenazas (muy graves) e indicarles que deben ser precavidos
