La esfinge y las pirámides de Guizga construidas durante el imperio antiguo de Egipto.
Primicia Diario
La República Árabe de Egipto, o más popularmente conocida como Egipto, es un país del noroeste de África que se destaca por su importante y trascendente historia y por ser uno de los países con mayor población dentro de todo el continente africano. Limita al norte con el Mar Mediterráneo, al sur con Sudán, al este con Israel y el Mar Rojo, y al oeste con Libia. Su ciudad más importante y también su capital es El Cairo.
Dentro de su superficie se encuentra comprendido el desierto del Sahara en su gran mayoría, habiendo gran cantidad de oasis; Egipto es un país que destaca por sus impresionantes monumentos y su amplia historia, además de muchos centros arqueológicos con restos de los más importantes palacios.
En Egipto se puede, además, disfrutar de una gastronomía basada en una concepción de cocina egipcio-turca en la que destacan como platos autóctonos el foul (puré de judías o lentejas), tahina (pasta de sésamo), koushari (arroz, macarrones, lentejas y garbanzos con salsa picante) y el babaganoush (pasta de berenjenas), sin olvidarse de las diversas expresiones del kebab (kofta, shawarma, shish kebab, entre otros), ni de platos recreados según viejas recetas de los tiempos de los faraones, como oca asada o pato con miel.
Entre los postres el roz bilàban hace lanzar alaridos de júbilo a los golosos y legión de amantes del arroz con leche y la basbùsa es la otra gran receta repostera a base de sémola, yogur y miel con frutos secos.
Alojamiento
Egipto ha sido desde siempre un genuino paraíso hotelero gracias a su inmenso número de alojamientos de todo rango y especialmente a la favorable relación calidad-precio en los hospedajes de la más alta categoría. Sin embargo, las tarifas han experimentado un enorme incremento en los últimos años y lo que es peor, la calidad de los servicios de los hoteles tipo turista han caído en picado. Con todo, siempre encontraremos un alojamiento que se adecue a nuestro bolsillo y expectativas en los principales enclaves del país.
Una recomendación a tener muy en cuenta es que las reservas anticipadas son casi imprescindibles durante todo el año, y se pueden efectuar por cuenta propia sin la intermediación de una agencia de viajes. Ahorraremos bastante dinero. No es así en el caso de los establecimientos del Mar Rojo donde en temporada baja ofrecen muy buenas tarifas a través de las agencias.
Seguridad
A nivel de delincuencia común, Egipto no es ni más ni menos inseguro que cualquier otro país del mundo. Precisamente por eso, tan sólo en las áreas de mayor afluencia turística, aeropuertos o estaciones de tren, será necesario extremar las precauciones para evitar el robo de nuestras pertenencias, delito rey entre las aglomeraciones de viajeros despistados.
Los asaltos con intimidación siguen constituyendo una auténtica rareza en Egipto, siendo los vendedores recalcitrantes de baratijas y falsificaciones los únicos que nos entorpecerán al paso. En caso de sentirse agobiado por este hecho, o si hemos sido víctimas de un hurto, lo más adecuado será recurrir a la Policía Turística que patrulla en todos los lugares de mayor interés.
Por lo que respecta al terrorismo, la matanza de turistas que se produjo en 1997 y los incidentes aislados con resultado de muerte no han tenido continuidad, lo que no impide que fundamentalistas disidentes aún mantengan su actitud hostil ante los extranjeros. Debido a ello, sigue requiriéndose escolta policial para acceder por carretera a cualquier zona alejada de los circuitos convencionales, como por ejemplo, los oasis del desierto líbico, la playa de Hurghada, o los santuarios de Denderah y Abydos. La pista entre Asuán y Abú Simbel sigue cortada al tráfico; y las paradas intermedias en el valle del Nilo en lugares como Esna continúan desaconsejadas.
Los vuelos domésticos son cubiertos por Egyptair y su filial Air Sinaí, que realizan numerosos servicios diarios entre El Cairo y los principales destinos del país. Precisamente Air Sinaí y una tercera aerolínea, Zas, cubren de forma exclusiva las rutas a Santa Catalina, Hurghada y Sharm el Sheikh.
UN HORMIGUERO
El Cairo es la capital de Egipto y la mayor ciudad de África y Oriente Medio. Es un hormiguero diario que abarrota sus calles. Es una ciudad misteriosa, con un encanto especial. Desde el amanecer hasta la puesta de sol, el murmullo de la ciudad se entremezcla con el canto de los almuédanos que llaman a la oración desde sus miles de alminares; de ahí que también se le conozca como la «Ciudad de los Mil Alminares». Su origen se remonta a la época faraónica, pero no fue hasta la invasión persa del año 525 a. de C., cuando comenzó la dominación extranjera que no terminaría hasta la Revolución de 1952. En el 642, Amr Ibn Al As alcanzó el Nilo, donde levantó «El Fustat» (El Campamento), la actual El Cairo.
En El Cairo todo viajero queda impresionado con sus monumentos y característico ambiente. Así, no hay que perderse el magnífico Museo Egipcio, la Mezquita de Mohammad Ali en la Ciudadela de Saladino, el bullicioso bazar de Jan El Jalily o, las imponentes Pirámides de Giza, así como las zonas arqueológicas de Saqqara y Dahshur. Además de todo esto hay que dejarse seducir por sus atestadas calles y disfrutar de la atmósfera cairota, porque quien visita El Cairo está visitando Egipto entero.
Monumentos
La contemplación de los grandiosos restos del Egipto faraónico constituye por encima de cualquier consideración, la razón de ser de un viaje al país del Nilo.
Así pues, la meseta de Gizeh y sus pirámides, la necrópolis de Saqqara y sus anejas ruinas de Menfis, los templos de Karnak y Luxor en la ciudad homónima, así como las necrópolis tebanas y los templos mortuorios de Deir el Bahari o el Ramesseum, y por supuesto, Abú Simbel en Nubia, son los puntos de visita obligada que ningún viajero debería perderse.
Pero existen muchos más conjuntos arqueológicos de igual interés y menor popularidad que permiten disfrutar de ellos en relativa intimidad, como por ejemplo, los complejos de pirámides de Abusir y Dashur, respectivamente al norte y sur de Saqqara; los templos de Denderah y Abydos, al norte de Luxor; o la ciudad de los obreros de las necrópolis reales, Deir el Medina, en la orilla occidental de la vieja Tebas.
CIUDAD DE CIEN PUERTAS
Entre los muchos nombres que ha recibido Luxor, a unos 730 al sur de la capital, a lo largo de su historia, se destaca el de Tebas, llamada por el poeta griego Homero «La Ciudad de las Cien Puertas». La parte más encantadora de Lúxor se reparte entre las dos orillas del Nilo, oriental y occidental. Y entre las bellezas arquitectónicas de su pasado, el lado este concentra los maravillosos templos de Lúxor y Karnak. Por el contrario, el lado oeste ofrece los lugares más fantásticos del misterioso Egipto: los templos de Ramsés II, Ramsés III, la reina Hatshepsut y, cómo no, los Valles de los Reyes y de las Reinas, entre otros.
A 80 km al sur de Lúxor se halla Edfu, más conocida por los antiguos egipcios como Dyeb y por los griegos y romanos, como Apolinópolis Magna. Su mayor interés turístico recae en su templo, indiscutiblemente el mejor conservado, y uno de los más bonitos del país. Data del año 237 a. de C., cuando Ptolomeo III Evergetes I empezó su construcción.
A escasos metros de la orilla del Nilo y sobre un pequeño montículo destaca el templo de Kom Ombo dividido en dos partes, cada una de ellas consagrada a dos tríadas de dioses.
Asuán es la ciudad más importante del Alto Egipto. Se halla a unos 885 km al sur de El Cairo y 213 km de Lúxor, en la orilla derecha del río, cerca de la primera catarata del Nilo. El origen de la ciudad se remonta hacia principios del Antiguo Imperio (2575-2143 a. de C.).
La ciudad de Swenet –mercado–, como se llamaba en egipcio antiguo, fue el principal centro de intercambio de productos como especias, ébano, marfil, etc., sirviendo de paso al tráfico fluvial que comunicaba Egipto con Nubia. También era conocida por ser el lugar de donde se extraía el granito para la construcción de obeliscos, estatuas, etc. Así, Asuán todavía conserva gran parte de su pasado histórico: el Obelisco Inacabado, el hermoso templo de Philae o el de Kalabsha, la isla Elefantina, el jardín botánico de la isla Kitchener, el Mausoleo de Agha Jan, e incluso la moderna Alta Presa y el Museo Nubio.
Con la construcción de la presa de Asuán, Nubia dejó de existir. En la actualidad, Nubia solamente conserva su antiguo nombre, pues la mayor parte de su territorio fue anegado por las aguas del lago Nasser. No obstante, y desde mediados de los años noventa, ha vuelto a poder ser visitada a través de los cruceros turísticos que hacen la ruta Asuán – Abu Simbel o viceversa. Este trayecto tiene varias paradas para poder visitar algunos de los templos que fueron salvados de las aguas del lago Nasser con la construcción de la Presa Alta de Asuán.
Las aguas de El Mar Rojo llegan hasta países como Egipto, Sudán, Etiopía, Arabia Saudí y Yemen. El norte está dividido por la península del Sinaí, en los golfos de Suez y Aqaba. El canal de Suez conecta el mar Rojo con el mar Mediterráneo. Pero el mar Rojo es conocido por sus cristalinas aguas y por sus hermosos arrecifes de coral, un verdadero paraíso para los buceadores. Y así, entre tanta belleza han surgido modernos complejos turísticos, ideales para pasar unas vacaciones a orillas de la playa y con todo tipo de instalaciones. Entre estos destacan Hurghada y Sharm El Sheij, éste último en el extremo sur de la península del Sinaí.
La Península del Sinaí se halla entre los golfos de Aqaba y Suez, limita al norte con el mar Mediterráneo, y al sur con el mar Rojo. La mayor parte de la población es de origen beduino. Desde la época faraónica el Sinaí fue el lugar del que se extraían las piedras preciosas y minerales como la turquesa, el cobre, el oro, etc. Pero el mayor interés del Sinaí se centra en sus limpias playas, sus bellas y altas montañas, y el monasterio de Santa Catalina.
En lo más profundo del desierto occidental de Egipto se esconden cinco de los oasis menos visitados y sin embargo más interesantes. Y es que ya desde los tiempos faraónicos fueron utilizados como lugar de paso para las caravanas que se dirigían hacia el sur de África.
El más próximo a la capital egipcia es el oasis de El Bahareya, que se encuentra a casi 450 km, al que le sigue, un poco más al sur, la provincia de El Wadi El Guedid o Valle Nuevo, que alberga los oasis de El Farafra, El Dajla y El Jarga. Siendo el último oasis el de Siwa, casi pegado en la frontera de Libia, a unos 1.000 km de El Cairo. Todos estos lugares son perfectamente dignos de una visita.
El rió Nilo a su paso por El Cairo.Entre los muchos nombres que ha recibido Luxor, a unos 730 al sur de la capital, a lo largo de su historia, se destaca el de Tebas, llamada por el poeta griego Homero «La Ciudad de las Cien Puertas».