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MASACRE DE NIÑOS EN AGUA BLANCA

Cinco menores de edad cayeron víctimas de la nueva generación de los delincuentes al servicio de oscuras organizaciones  que llegaron al Valle del Cauca.

 

 

 

 Néstor Raúl Charrupí Jiménez

Orbedatos

Agencia de Noticias

Qué horror, ver esas macabras imágenes de niños asesinados en medio de matorrales de caña de azúcar, con tiros de gracia, en sus aún, pequeñas cabecitas; que dolor, que pena. En una época reciente de la atroz violencia que hemos vivido, recordábamos macabros suplicios y muertes, pero ahora es la «tapa», estamos asesinando niños.

Hay la percepción que en ese sector existen mafias consolidadas dirigidas obviamente por mayores, que «cobran arriendo»…, extorsionan, tienen microtráfico de estupefacientes, trazan fronteras invisibles y lo peor toda esta actividad la hacen utilizando niños, pero igualmente existen grupos de justicia privada, con el amparo o la venia de no sé quién diablos, que determinan con facilidad a quien asesinar, incluso hasta niños.

Santos creyó que regalando simplemente la vivienda solucionaba el problema de los desplazados por la violencia, como hizo con las gentes de Valle Verde, donde se sucedieron los asesinatos pero se olvidó de un pequeño detalle, el empleo. En Cali no hay empleo, las fábricas hace más de 30 años se fueron de la ciudad, seguramente para donde pudiesen producir más barato; las casas regaladas no resolvieron el problema; la construcción en la ciudad, está semiparalizada, no hay mayor cosa que hacer, las aplicaciones modernas ya no requieren una mano de obra sin especialización; quizás el rebusque, que puede ser de muchas formas, o, incluso yéndose el «pater familis» a raspar coca, con las contingencias que esta actividad depara.

Así las cosas, sin la orientación de un padre de familia, además desempleado y haciendo «lo que sea», para llevar «el pan» a casa, es decir, rebuscandose para enviarles eventualmente el sustento, van creciendo unos niños, que empiezan a jugar imitando malos ejemplos en el barrio; lo peor es que ahora, ni siquiera los dejan ser adultos para que decidan, sobre el querer en sueños de lo que todo niño quiere ser cuando adulto. Una falta de orientación familiar y, el medio, impidieron que hubiesen sido adultos.

En ese barrio todos saben, que es lo que pasa, pero usted Alcalde, es el que tiene los elementos como autoridad para aclarar y resolver este infanticidio: Primero, detener estas extrañas mafias de barrio y, a unos «loquitos de justicia privada». Segundo, debe ordenar a las autoridades a su alcance y solicitar otras nacionales, para restablecer el orden institucional. Tercero.- Procurar mitigar el desempleo, de los padres o madres de ese sector Valle Verde, con siguiéndoles un oficio que hacer, aunque sea en los hipotéticos de la continuación de sus «Mega Obras».

Por dar una idea, cree cooperativas señor alcalde, que vincule haciendo obras a esos parroquianos, cuyos miembros tendrán que ser de esos barrios como Valle Verde; envié allá, la policía de infancia y adolescencia, solicite una oficina permanente de Bienestar familiar, para que retire menores de hogares disfuncionales, acabe de una vez por todas, encerrando los cabecillas, entre otras son adultos, de esas mafias que atracan, extorsionan y crean fronteras invisibles, solicite colaboración al Fiscal Barbosa.

Lo que se le pide alcalde, es que esto no se quede así, le sugerimos acelerar lo ya aprobado, para designación de alcaldes menores para comunas, entre otras Agua Blanca; el cual tendría inmediatez y mayor conocimiento por localidad, en problemas criminales como este, que avergüenzan a Cali y a toda Colombia.

Indignación causó en el mundo la masacre contra menores en Cali.