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Navidad: LA HOLOTROPIA DEL PAPA FRANCISCO

«Esta Navidad es la Navidad de la pandemia, de la crisis sanitaria, de la crisis económica, social e incluso eclesial que golpea ciegamente al mundo».

 

 

 Hernán Alejandro Olano García.

El papa Francisco presentó a la Curia romana su saludo de navidad y aprovechó para dar a conocer dos libros «Un maestro de la crisis», escrito por el beato Charles de Foucault, a quien recientemente citó en su Encíclica Fratelli Tutti y, otro libro bajo el título «Holotropia», sobre los verbos de la familiaridad cristiana en tiempos de cambio; verbos para ayudarnos a vivir nuestra vida, escrito por un erudito bíblico, discípulo del cardenal Martini.

Pero también, la intervención del Santo Padre para esta navidad se resume en algunos puntos, como los siguientes:

  • Esta Navidad es la Navidad de la pandemia, de la crisis sanitaria, de la crisis económica, social e incluso eclesial que golpea ciegamente al mundo entero. La crisis ha dejado de ser un lugar común de discursos y del establishmentintelectual para convertirse en una realidad compartida por todos.
  • La crisis es un fenómeno que afecta a todos y a todo. Está presente en todas partes y en todos los períodos de la historia, involucra ideologías, política, economía, tecnología, ecología, religión. Es una etapa obligada en la historia personal y social. Se manifiesta como un acontecimiento extraordinario, que siempre provoca una sensación de inquietud, angustia, desequilibrio e incertidumbre en las decisiones que se deben tomar. Como recuerdala raíz etimológica del verbo krino : la crisis es ese tamizado que limpia el grano de trigo después de la cosecha.
  • No se debe confundir la crisis con el conflicto: son dos cosas distintas. La crisis generalmente tiene un desenlace positivo, mientras que el conflicto siempre crea un contraste, una competencia, un antagonismo aparentemente sin solución entre sujetos divididos en amigos para amar y enemigos para combatir, con la consiguiente victoria de una de las partes.
  • La lógica del conflicto busca siempre al «culpable» para estigmatizar y despreciar y al «justo» para justificar para introducir la conciencia, a menudo mágica, de que tal o cual situación no nos pertenece. Esta pérdida del sentido de pertenencia común favorece el crecimiento o afirmación de ciertas actitudes de carácter elitista y de «grupos cerrados» que promueven lógicas limitantes y parciales, que empobrecen la universalidad de nuestra misión.
  • En cada crisis siempre hay una necesidad imperiosa de actualización: es un paso adelante. Pero si realmente queremos una actualización, debemos tener el coraje de una disponibilidad completa; debemos dejar de pensar en la reforma de la Iglesia como un remiendo de un vestido viejo, o la simple redacción de una nueva Constitución Apostólica. La reforma de la Iglesia es otra cosa. No se trata de «remendar un manto», porque la Iglesia no es un simple «vestido» de Cristo, sino que es su cuerpo que abarca toda la historia.
  • ¿Qué hacer durante la crisis? En primer lugar, acéptelo como un tiempo de gracia que se nos ha dado para comprender la voluntad de Dios para cada uno de nosotros y para toda la Iglesia. Es necesario entrar en la lógica aparentemente contradictoria de que «cuando soy débil, entonces soy fuerte».

Lo importante aquí, es que la reforma a la Constitución Apostólica Pastor Bonus de 1983 y que Francisco inició desde 2013, aún no saldrá, porque es evidente que el Papa argentino no quiere remendar el vestido, sino comprar una túnica nueva.