Actualidad, TOP

Hace doce años: NOS DIJO ADIÓS EL «FLAQUITO» JAIME AGUDELO

Jaime Agudelo

 

 

 

Guillermo Romero Salamanca

Entre 1975 y 1998, «Sábados Felices» se grabó en Estudios Gravi, localizado en la calle 19 No. 4-56 de Bogotá.

Era un complejo de producción de Punch, Caracol y RTI y era también el pequeño Hollywood de Colombia. Allí se grabaron más de 40 grandes telenovelas como Lejos del Nido, Sur verde, La mala Hierba, El Faraón, Pero sigo siendo el Rey, Gallito Ramírez, Tuyo es mi Corazón, San Tropel, El Divino, Quieta Margarita, Caballo Viejo, Las Ibáñez, Calamar, Música Maestro, Sombra de tu Sombra, La 40, la calle del amor, La mujer doble, Pasiones secretas, Candela, Solo una mujer, La sombra del deseo, Prisioneros del amor, entre otras y era, además, el encuentro de los mejores humoristas de Colombia.

Por esa calle se veía caminar rumbo a sus grabaciones, con su paso muy parecido al de «la pantera Rosa». Él saludaba a todo el que se le presentara. Desde el lustra calzado hasta encopetados ejecutivos bancarios. La gente le llamaba como «flaco» o simplemente don Jaime.

Así se le acercó una tarde de 1977, un joven estudiante de secundaria del Colegio don Bosco del barrio 20 de Julio.

–Don Jaime, le dijo el muchachón, los estudiantes de mi curso hicimos una colecta y queremos que vaya a la Clausura de los Centros Literarios del Colegio. «Tengo acá 15 mil pesos para que vaya y nos haga ese trabajo», le agregó el imberbe empresario, mientras le mostraba la «jugosa» bolsa.

El humorista lo miró con incredulidad, mientras observaba la tula con monedas de baja denominación y unos escasos billetes de cien.

–Joven, le contestó, sepa que yo cobro 100 mil pesos por un show de media hora y lo que me trae no me alcanza ni para el taxi.

El muchacho, que después sería jefe de redacción de una agencia de noticias, le movió las cejas y ante la respuesta, se puso a llorar.

–¿Dónde es el colegio y cuándo será el cierre?, le dijo el palmirano al ver el desconsuelo del gurrumino.

Recibió los datos, fue, hizo un espectáculo de nunca olvidar y el retaco quedó perfectamente ante directivos y compañeros.

Así era don Jaime, un hombre todo corazón. Su vida fue un total evento con el objetivo de hacer reír a los demás. Fue el ayudante del Inspector Jota Jota que hacía el «mocho» Sánchez, pero también fue Jaimito, que, al estilo del Chavo del Ocho, dramatizaba a un pequeño e inquieto niño vestido de marinero. Era, además, un imparable contador de chistes, con una maravillosa memoria y con una capacidad histriónica única, por eso fue el humorista que duró 45 años en «Sábados Felices» y que en sólo dos oportunidades no pudo asistir a las grabaciones.

Estas inasistencias fueron obligatorias, por los dos infartos que sufrió en su vida.

«El flaquito», como le decía Alfonso Lizarazo era amigo de sus compañeros, le divertía ir a trabajar, tomar tinto con cada uno de los integrantes del famoso programa de humor. Siempre llegó a los estudios con su vestido de saco y corbata.

Vivía en el occidente de Bogotá hasta cuatro meses antes de fallecer. En el barrio no era un vecino más, sino el principal habitante. Lo querían el panadero, el señor de la farmacia, el peluquero, el habitante de calle, el gerente del banco, el administrador del supermercado.

A este palmirano le fascinaba la música. Tocaba guitarra y tenía también un teclado con el cual cantaba y entonaba sus canciones y los boleros que le gustaban.

Nunca entendió el por qué el país estaba en guerra. No lo creía. Le parecía increíble que hubiera enfrentamientos entre soldados y guerrilleros colombianos.«El flaco» de por sí, no tuvo nunca enemigos, no peleó con nadie, siempre buscó el diálogo como solución y quería cada uno de los rincones en los cuales fue invitado a contar sus chistes. Conoció por su labor unos 18 países, pero siempre se quedaba con su Palmira del alma y no podía dejar a un lado su acento vallecaucano, con el «ve, mirá, oís» y tantos dichos vallecaucanos.

En las entrevistas contaba que había nacido en el popular barrio de La Colombina en Palmira y que en su casa natal había una placa que decía: «Se vende leña».

En 1961 viajó con su hermano para cantar –una de sus pasiones—y durante varios años conformó con «El mocho» Sánchez, Álvaro Lemon, Pedro Nel Martínez, y «Humberto Martínez Salcedo» el grupo «Los ruanetas» con el cual grabaron varios álbumes para CBS temas como «La calle del Pecado», «La colombina», «El kokoroy», «Caro Carolina», «La Sirena», «Tengo», «Compae Pancho», «Caballo viejo», «Las coplas del ja, ja, ja» y «La loca Margarita», entre otros.

Jaime Agudelo fue una de las figuras de la televisión en el Siglo XX. Estuvo en la época en la cual sólo había dos canales, se transmitía en blanco y negro. Fue ganador, incluso, del mítico «Antena de la Consagración» como mejor humorista de Colombia.

Trabajó con Montecristo, estuvo en «Operación Ja Ja» con Fernando González Pacheco-Castro y fue uno de los líderes de «Sábados Felices». Siempre vivió agradecido con Caracol que le mantuvo siempre su mesada. Participó en la campaña «Lleva una escuelita en el corazón» y formó parte del equipo «Las Estrellas de la televisión», con el cual colaboraron con miles de personas.

Hace doce años sufrió una caída, fue remitido a un centro hospitalario, pero no soportó más y partió para el cielo con otro objetivo: seguir divirtiendo y haciendo feliz a quien se le pase por delante.

¡Qué personaje!

El sentido homenaje al 'Flaco' AgudeloPor esa calle se veía caminar rumbo a sus grabaciones, con su paso muy parecido al de «la pantera Rosa». Él saludaba a todo el que se le presentara. Desde el lustra calzado hasta encopetados ejecutivos bancarios.