El joven de ojos amarillos miró a su padre a la cara y le contestó:«Sólo sueño con cantar, subirme a las tarimas, mostrar mis canciones, que me escuchen», mientras le sollozaba tímidamente.
Guillermo Romero Salamanca
Tendría unos 8 años cuando Sebastián le pidió una guitarra a su papá. Pasaron varias semanas y le insistía cada vez que lo veía. Un día, cuando ya perdía las esperanzas, Raúl Campos, su padre, le entregó su codiciado regalo.
El pequeño no sabía si llorar o abrazar a su progenitor de la alegría. Comenzó a practicar y un día, en una reunión de padres de familia se presentó ante su angustiada mamá, doña Ligia Janeth Sierra y la extrañeza de su ascendiente. Después de su actuación, recibió muchos aplausos y eso lo entusiasmó.
Raúl Campos, quien se ha dedicado a la promoción discográfica y a la empresa de espectáculos los últimos 40 años de vida, todo imaginó, menos que su Sebastián Felipe saldría artista y más aún, compositor.
–Venga chino, cánteme una de esas canciones que tiene en el cuaderno.
Y el niño le cantaba sus primeras composiciones. Raúl lo miraba y le prestaba atención. Durante años él fue promotor de artistas como Yolandita Monge, Vicky Carr, Vicente Fernández, José Luis Rodríguez, Diomedes Díaz y todo el catálogo de Sony Music. Aprendió de Alberto Suárez, promotor de promotores y uno de los grandes impulsores de artistas. Y ahora su hijo quería incursionar en el mundo de la música. Pensaba que de pronto sería porque le escuchaba todo el día de sus labores con canciones y nuevas producciones discográficas.
Cuando dirigió La Zeta, una estación salsera de radio, Sebastián pasaba horas detrás de la consola y miraba los micrófonos con gran susto. Luego cuando arrancaron con el proyecto de Los 50 de Joselito, subía a la tarima a experimentar cómo sería él, unos años más tarde.
Insistía, perseveraba, soñaba, anhelaba. Quería ser la figura de la canción. Un día Raúl le preguntó de frente: ¿Sebastián, usted de verdad quiere ser cantante? ¿Eso es lo que le gusta o desea estudiar Medicina, Arquitectura o Derecho?
El joven de ojos amarillos lo miró a la cara y le contestó:«Sólo sueño con cantar, subirme a las tarimas, mostrar mis canciones, que me escuchen», mientras le sollozaba tímidamente.
Una corriente de aire frío pasó por la espalda de Raúl Campos, abrazó a su hijo y le dijo: «Bienvenido al mundo del espectáculo».
«Quiero que se empape de cómo es esta industria. Usted debe aprender, desde abajo, de temas como promoción, boletería, venta de licor, manejar personal, montaje de sonido, micrófonos, luces, papeleos ante las autoridades, controlar a la gente…», le comentó severamente Raúl y le agregó otras cien indicaciones más.
Y el joven comenzó así una vida de empresario musical, pero también de cantante. Ha grabado ya más de 20 canciones, entre las cuales están «Sólo dame una oportunidad», «Voy a olvidarte», «Por qué será», «Me mata», «No logro olvidarte» y «La muerte». Sus temas están ubicados en plataformas internacionales. Ha alternado en más de 35 conciertos con Los Tigres del Norte, ha adelantado promociones por el país, México y Estados Unidos. Y poco a poco, a puro pulso se convierte en una de las figuras de la canción popular.
UNA BUENA NOTICIA
«Un día mi papá me llamó y me dio una noticia: bueno, quiero que se presente al lado de Los Tigres del Norte en Villavicencio. No se vaya a asustar. Haga ese trabajo lo más profesional que pueda, ensaye, tome dominio sobre la tarima y que no se le olviden las canciones», le vociferó en 30 segundos.
Llegó el día esperado. El coliseo estaba a reventar. La gente esperaba la actuación del poderoso grupo norteño. Ya se habían presentado Los 50 de Joselito y otros artistas. «Mi papá me dijo: Sebastián, tranquilo, yo lo estaré mirando y acompañando».
«Aparecí en escena y la gente me miraba. No conocían mis canciones y entonces fue difícil. Ver a toda esa gente expectante era complicado. No se me olvidaron las canciones, pero yo buscaba a mi papá entre todas las personas. No lo vía. Me sudaban las manos. Temblaba todo, pero seguía cantando. Fueron cuatro canciones. Yo estaba feliz porque mi sueño era realidad. Cuando terminé, los integrantes de Los Tigres del Norte y me felicitaron. De pronto, detrás de unas cortinas apareció mi papá llorando con un vaso de whisky en la mano y me dijo: «Sebastián, eres grande, estaba muy nervioso y me escondí para escucharlo y no interrumpirlo».
Se abrazaron y así nació la carrera artística de Sebastián Campos, el hombre que se perfila para subir al cuadro de honor de los cantantes populares.
EN CONSTANTE EVOLUCIÓN
–¿Qué busca este año Sebastián?
–Llenar los corazones de mis seguidores de alegría. Ellos son quienes merecen todo mi respeto y el cariño de mi parte, nunca me han dejado solo y por ellos soy quien soy. Lucho por ser mejor cada día. Espero continuar con mi promoción en México, Bolivia y Perú. Ojalá pudiera llegar al millón de amigos como Roberto Carlos.
–¿Hacia dónde va la música popular?
–Es una música en constante evolución. Colombia está a la cabeza ahora con grandes figuras como Jhonny Rivera, Yessi Uribe, Yeison Jiménez, Darío Gómez, Luis Alberto Posada, El charrito negro, Paola Jara, Lady Noriega.
–¿Qué tanto pega el romanticismo en las canciones?
–Es muy importante, creo que lo más importante en la vida de un ser humano es el amor.
–¿Qué pide el público?
–Pide compromiso, entrega, cariño, buenas obras y sobre todo mucha música!
–¿Qué artistas le han pedido canciones?
–He hablado con diferentes artistas para grabar cosas juntos, uno que me sorprendió fue Giovanny Ayala diciéndome que le gustaba mi trabajo que grabáramos juntos. Espero escribir más canciones en este 2020. Voy a grabar junto al señor Lupe Olivo quien fue integrante de Los Tigres Del Norte. Se puso muy feliz con mi llamada y no dudó en decirme que sí, que me esperaba pronto en México.
–¿Cómo le hará un homenaje a México?
–Estamos buscando las canciones indicadas y más representativas de la cultura mexicana, uno de esos temas que suena la primera nota y uno ya sabe cuál es la canción que acaba de empezar.
–¿Cuál ha sido la mejor enseñanza que le ha dado su papá?
–A darle un abrazo a sus hijos. Cuando tenga los míos, les daré apretujones como los que él da.