Bután es una estampa idílica. A este territorio escondido tras las montañas del Himalaya, se lo conoce como «el país de la felicidad». Si bien ha desafiado al mundo con su rechazo del PIB como indicador del desarrollo, este paraíso terrenal se enfrenta a problemas muy mundanos. En la gráfica vista del dzong de Gasa, ejemplo de la arquitectura tradicional de Bután.