Editorial: DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA
Con la presencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Colombia y el mundo espera un informe y las recomendaciones que emita esta organización a raíz de los acontecimientos que se registraron a lo largo y ancho del país.
La tarea es grande buscar la verdad por encima de las mentiras que se encuentran al orden del día.
Todos absolutamente todos tienen derecho a expresar su punto de vista con la organización que defiende los derechos humanos en nuestro continente.
Una visita de la CIDH, forzada, cuando el gobierno quiso impedir su presencia alegando que debería primero conocer los resultados de los organismos estatales que se encuentran concentrados en el partido de gobierno.
La exigencia de la comunidad internacional al cuestionar la violación de los derechos humanos a través de una política represiva adelantada por la brutalidad policiaca hicieron cambiar de parecer al gobierno permitiendo la llegada de la CIDH a territorio Colombiano.
Ya habló y expuso su punto de vista del gobierno y los organismos de control ante los visitantes. Ahora el turno es para las víctimas y los manifestantes que libremente expresen su punto de vista.
Las organizaciones campesinas, indígenas, sindicales, afrocolombianas, LGTB, entre otras tienen todo el derecho de expresar sus opiniones de manera libre sobre lo que viene sucediendo en Colombia desde la realización del Paro Nacional.
Es hora desde ya de aceptar los resultados y las recomendaciones de esta organización para evitar nuevos hechos atentatorios contra los derechos humanos, que dejan víctimas entre la población de jóvenes, indígenas, campesinos, estudiantes.
Es hora de conocer la verdad de quien dio la orden para adelantar una actividad represiva sin precedentes en Colombia que deja un saldo grande de muertos, desaparecidos, torturados y violentados.
Debemos acabar con el arte de ocultar la basura debajo de la alfombra.
Colombia reclama el derecho de vivir en paz. Es hora de acabar con la violencia. El pueblo reclama seguridad, salud, vivienda, educación y tranquilidad. Es hora de terminar con la judicialización y persecución contra los manifestantes pacíficos como lo ordena nuestra Constitución.
Colombia no puede volverse a equivocar en la elección de sus dirigentes. Es hora de hacer balances y tomar las mejores determinaciones para no repetir la vergonzosa historia de la violación de los derechos humanos.