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Huellas: MINGA COMERCIAL

El ímpetu de los pueblos indígenas que sobreviven en Colombia

 

Gerney Ríos González 

El capitán Alvarado, en el año 1540, por orden de Sebastián de Belalcázar, buscando una completa pacificación de los Calucaymas, se aventuró por tierras del Cacique Cay, posesión Panche, tribu que presentó al conquistador reñidas batallas, desde el Salado hasta los límites con el municipio de Piedras en el departamento del Tolima, dando por resultado el triunfo definitivo español y la incorporación del existente caserío a un plan de anexión y sujeción de esos territorios a la Corona. En Alvarado, cerro de La Picota, se realizó la primera minga de intercambio comercial de Panches y Pantágoras. 

La minga en el siglo XVI, se relacionaba a formas de trabajo asociativo, ancestralmente referenciadas en las comunidades amerindias situadas en la cordillera de los Andes, desde Chile hasta Colombia e igualmente aplicada para las reivindicaciones de los derechos indígenas en los pueblos de origen étnico en los Llanos del Meta, la Orinoquia y la Amazonia. 

En las tribus del Tolima que se relacionan a renglón seguido, la minga permitía inicialmente realizar encuentros indígenas para desarrollar acciones, en la coordinación de criterios y de trabajo en la búsqueda de objetivos comunes, fundamentados en la unidad, reciprocidad y solidaridad, los cuales fueron desapareciendo por factores e intereses exógenos. 

 Las tierras de Mariquita pertenecían al cacique Malchita. Sus primitivos pobladores, los indios Tolaimas, Mariquitanes, Gualíes, Bocanemes y Guarinoes de la tribu Pantágora. El territorio lo descubrió Baltasar Maldonado en 1539. 

En Honda sus primeros pobladores fueron los indios Hondas u Hondamas y Gualíes, tributarios de los Marquetones, pertenecientes al fiero linaje Panche. La fortaleza de estos significó que la ruta entre la «Ciudad de los Puentes» y la Calle 13 en Bogotá fuese tan quebrada y difícil. 

El territorio de Lérida dominado por el cacique Coloya y sus originarios habitantes Bledos y Coloyes, de la tribu Panche. Descubierto por Sebastián de Belalcázar, en noviembre de 1538. Fundado el 26 de abril de 1690 por sacerdotes españoles franciscanos. 

El espacio de Piedras pertenecía al Cacique Doima. El 20 de enero de 1552, Andrés López de Galarza, crea esta comarca luego de haber fundado Ibagué en 1550 y la hace parte de sus dominios. Su denominación indígena fue el de «Itaima», nombre cambiado por «Pueblo de San Sebastián del río de las Piedras». Se erige municipio mediante decreto número 650 del 13 de octubre de 1887. El 19 de agosto de 1903, la población sería incendiada. 

En la fundación de Santa Isabel, existen varias versiones. Una de ellas cuenta que en épocas pasadas el territorio estaba poblado por los indios Tolimas y Palenques de la tribu Patagones, era amo y señor el cacique Agocha, cuando los descubrió en 1541 el español Álvaro de Mendoza. 

Esta misma historia asegura que el presbítero Rómulo Madrid, fundó el poblado junto con otros nobles el 12 de septiembre de 1893 con el nombre de Tolda María. Posteriormente la designación sería cambiada por el de Santa Isabel, princesa de Hungría que era la devoción principal del sacerdote. 

La Villa de San Bonifacio de Ibagué del Valle de las Lanzas, fue implantada por el capitán español Andrés López de Galarza.

Tributo a los antepasados indígenas