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En Medellín Colombia: LA MUERTE DE GARDEL

Carlos Gardel 

 

 

Hernán Alejandro Olano García

Carlitos, «después de muerto cantás mejor», es el dicho que se ha conservado desde 1935 cuando falleció el cantante, que si francés, que si uruguayo, que si argentino; lo único cierto es que el «Zorzal Criollo» murió en Medellín el 24 de junio de 1935.

Sobre su fallecimiento, en 2008, la BBC de Londres se refirió a varias teorías conspirativas, la primera, que el accidente fue causado en realidad por un tiroteo a bordo que mató o hirió accidentalmente al piloto. Otra teoría es que ese piloto -Ernesto Samper Mendoza, quien además era el dueño de la aerolínea SACO, que operaba ese vuelo- estaba alcoholizado y, la tercera, afirma que Samper Mendoza habría querido hacer un vuelo intimidatorio pasando cerca del avión «Manizales» de SCADTA, la empresa rival y que la pirueta le salió mal.

En 2018, el profesor Guillermo Artana, director del Laboratorio de Fluidodinámica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), realizó un análisis científico del accidente y encontró varios errores en el expediente oficial, por tanto, hizo un cálculo: tomó el peso del avión, la velocidad de su trayecto y estimó qué efecto tendría un viento de esa intensidad. Su conclusión, para lo cual tardó siete años en realizar su peritaje: «El viento no pudo haber desplazado al avión fuera del eje de la pista más de 15 metros» y agrega: «El manual indica que si falla un motor durante el despegue el piloto debe apagar todos los motores y abortar el despegue. En cambio, Samper aceleró». Todo esto lo hizo sin venir a Colombia, pues una copia del archivo de la justicia colombiana se encuentra completo en la Academia Porteña del Lunfardo, https://www.lunfardo.org.ar/  institución dedicada a la investigación lingüística, y en particular el estudio de la evolución del habla coloquial de Buenos Aires, al  tango, la literatura, la historia, la arquitectura y el arte porteños. No por nada, Daniel Samper Pizano escribió en 2008 una crónica titulada «Mi tío, el que «mató» a Gardel».

Reseña la página de nuestra Cancillería, que un informe presentado en New York dos días después del accidente la empresa Interamerican Aerotravel & Supplies, para esclarecer los acontecimientos le escribió al consulado de Colombia en esa ciudad, que al momento del despegue se había producido un exceso de carga y una negligencia del piloto, por lo que se exoneraba a fallas en las aeronaves y a la empresa SCADTA de lo ocurrido.

Según el investigador, todo se trata de un encubrimiento de las autoridades para preservar la memoria de don Ernesto Samper Mendoza, ilustre bogotano nacido en 1902, ingeniero de profesión, quien en 1932 realizó su primera hazaña, un vuelo Nueva York-Bogotá y fundó una escuela de aviación en Bogotá, seguido en 1933 de la fundación de SACO, (Servicio Aéreo Colombiano).

Por su parte, en los archivos de la Cancillería Colombiana, se aprecia que la muerte de Carlos Gardel fue un asunto tratado con los funcionarios diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, por lo que fue entregado un comunicado al cónsul Juan Antonio Montoya -basado en los telégrafos enviados por el gobernador de Antioquia-, sobre la nacionalidad de las víctimas heridas o fallecidas en el siniestro.

Pues bien, otra mirada de la muerte de Gardel fue la que encontré en el diario de don Ricardo Olano, testimonio prácticamente inédito, que complementa la mítica historia del accidente, pues en el Manizales falleció su sobrino Jorge, hijo de su hermana Clementina Olano y de Enrique Moreno. Jorge estudió en Estados Unidos, trabajó en París y algún tiempo en Honda y Girardot como gerente del Banco de Bogotá:

«Junio 25. Ayer a las 3 p.m. menos 6 minutos tuvo lugar en el aeródromo Olaya Herrera de esta ciudad una espantosa catástrofe aérea que se considera la mayor del mundo, después de la del Máximo Gorki en Rusia (sin tener en cuenta las pérdidas de dirigibles). El trimotor Ford F 31 de la Saco, salió de la extremidad sur de la pista y, por causas desconocidas, se desvió de la pista y fue a estrellarse con el trimotor Manizales, de la Scadta, que estaba en el campo con sus pasajeros listos para salir a Bogotá. Al chocarse los aviones se produjo un incendio espantoso cuyas llamas rojas se elevaron a grande altura. Las personas que ocupaban las dos máquinas perecieron carbonizadas, con excepción de algunos de las del F31, que salieron entre las llamas no se sabe cómo. Los que ocupaban el avión de la Saco eran los siguientes:

Ernesto Samper Mendoza, piloto, fundador y jefe de la compañía Saco.

Mr. Foster, americano, copiloto.

Mr. Flim, americano, jefe de tráfico de la Saco.

Carlos Gardel, «Rey del Tango», cancionista de fama universal y 7 compañeros (secretario, guitarrista, etc.).

Mr. Swartz, americano.

Y Lever Strauss, americano.

En el Manizales perecieron todos los que lo ocupaban, que eran:

Thon. Piloto, alemán.

Fust. Copiloto, alemán.

Jorge Moreno Olano, colombiano, de Medellín.

Dr. Estanislao Zuleta Ferrer, colombiano, de Medellín.

Guillermo Escobar Vélez, colombiano, de Itagüí.

El botones Castillo, colombiano de Bogotá.

Cuando supe del accidente, salí con Matilde, Emilio, Sofía y Lucía en automóvil para Sevilla, donde vive mi hermana Clementina, madre de Jorge. De paso resolvimos entrar al aeródromo. Ya habían apagado el incendio. Se sentía un horrible olor a carne quemada y rodeaba los restos de los aviones, de los cuales no quedó sino el esqueleto metálico y la cola del Manizales.

Estaban sacando los cadáveres de las ruinas aún calientes. Yo no sentía fuerzas para acercarme a ver ese cuadro espantoso. Pero hice un esfuerzo de voluntad y me acerqué a los muertos. Algunos estaban tendidos en la tierra, todos carbonizados, inconocibles, con los miembros contraídos de espanto, algunos de ellos sin manos. Reconocí el cadáver de Jorge por su cuerpo joven y de formas perfectas. Más tarde Rubén, que estaba allí, encontró sobre el cuerpo de Jorge señales que probaban claramente su identidad…».

Testimonio claro y excitante acerca de uno de los accidentes aéreos más emblemáticos del país. Gardel fue sepultado en el Cementerio de San Pedro y, contra la norma, que establecía que un cadáver solo podía ser exhumado después de cuatro años, su cuerpo fue sacado cuatro meses después salió en tren, pequeños carros y a lomo de mula, rumbo a Amagá, La Pintada, Caramanta, Valparaíso, Marmato, Riosucio, Supía, Anserma, Pereira, Cali, Buenaventura, para ser enviado el «Morocho del Abasto» en el vapor Santa Mónica, rumbo a Panamá y atravesó el Canal en el Santa Rita; luego, tras una serie de escalas, pasó por New York, y se volvió a embarcar en el Panamerican rumbo Río de Janeiro, Montevideo y, finalmente llegó el 5 de febrero de 1936 al puerto de Buenos Aires para llegar al Luna Park a cámara ardiente y reposar finalmente en el cementerio de La Chacarita.

Tumba de Carlos GardelRestos de los aviones después del choque donde perdió la vida Carlos GardelCarlos Gardel junto a las actrices que interpretaron a Peggy, Mary, Betty y Julie, las «Rubias de New York» que aparecen en la película El Tango de Broadway de 1934.