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En Medellín: LA ALTA «SOCIEDAD» CONTRA EL ALCALDE QUINTERO

En Medellín la clase dominante aborrece al alcalde Daniel Quintero, las gentes del común lo respaldan por desarrollar una administración contra la corrupción. 

 

 

 

Orbedatos

corrupcionaldia.com

El alcalde de Medellín Daniel Quintero recibe ataques de los estamentos de la capital antioqueña que nunca fueron cuestionados en la contratación estatal. Los políticos tradicionales como primeros beneficiarios han encontrado en el burgomaestre un obstáculo para seguir disfrutando de los recursos públicos.

A partir del momento que el alcalde de Medellín tocó el tema de EPM, reclamando de los contratistas una indemnización por el derroche de la contratación y la realización de obras que según algunas auditorías se realizaron sin cumplir diseños técnicos y cambiadas a última hora para economizar dinero y agilizar la entrega de la obra ocasionando una crisis en la hidroeléctrica de Hidroituango.

Algunas de las «hazañas» de este proyecto Hidroituango es que allí se encuentra la mayor fosa común del paramilitarismo en Colombia con 2765 casos comprobados de desaparición forzada. Las filtraciones y deslizamientos geológicos continúan y nadie apuesta por la estabilidad del terreno, mientras las EPM dan partes de tranquilidad y tratan con todo tipo de maromas publicitarias mostrar un estado de «estabilidad final» del proyecto en un intento casi desesperado de «salvar» la inversión realizada que ya empieza a producir impacto en los balances de la empresa pese al pago de aseguradoras internacionales a causa de los siniestros causados.

El daño a la fauna del río Cauca es prácticamente irreversible. La subienda de bocachico y bagre rayado, peces migrantes por naturaleza, terminó abruptamente frente al muro de piedra, mostrándose en fotografías ejemplares enfermos capturados por pescadores al cerrarse un canal imprescindible de su ciclo vital en medio de tantas aguas revueltas y no propiamente por acción de las fuerzas naturales. Los pueblos ribereños que sustentaban su economía con la captura y venta de los peces, iniciaron un lento sufrimiento con la precariedad económica y alimentaria de las carencias. Algunas de las obras de mitigación formuladas tras la emergencia, todavía, a casi dos años después, continúan en espera, entre ellos escuelas, hospitales, puentes y subsidios.

No la tiene fácil el alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle. Conoce perfectamente de la inutilidad del proyecto y de sus nefastas consecuencias, pero debe asumir una decisión cuyo costo es terrible para las finanzas del municipio y su empresa estrella, las EPM de la cual es directivo por derecho propio.

Debe quedarle de consuelo de esta corrupción a alto nivel, de esta rebatiña por apoderarse al costo que sea del mercado de energía en Colombia que el proyecto, tal como está planteado, solo en 115 años podría generar ganancias, que el riesgo de colapso ambiental sigue latente y que la vida útil de esta obra es de apenas 50 años.

En suma, un error inviable que hereda la administración del actual alcalde de Medellín y que tiene a Quintero Calle en una verdadera encrucijada administrativa, financiera, política e ideológica.