Varias propuestas se ha realizado para tener un Congreso ideal entre ellas plantean empezar por la realización de un exorcismo en le capìtolio que según algunos estudiosos está tomado por las fuerzas del mal.
Urías Torres Romero
Las instituciones no son las que causan daño, sino quienes las representan. Ahí encontramos el almendrón de esta parafernalia. A nivel referencial se debe modificar el estamento tanto en Cámara alta como en Cámara baja. Por esencia debe ser un congresista por departamento, para cada célula del Congreso.
Son diversos los reclamos pidiendo que se achique el tamaño del Congreso, porque no se justifica tener tanta gente allí, sin hacer nada; además, es uno de los estamentos más desprestigiados, por el alto grado de corrupción; porque no hacen nada en favor de la comunidad que los elige, unos verdaderos holgazanes.
A propósito de la corrupción que campea por este organismo de elección popular, todo se maneja desde los preparativos con el más absoluto sigilo, pues no tiene sentido, que para hacerse elegir inviertan miles de millones, en relación con lo que van a devengar. Qué sentido tiene esto frente a la comunidad, que se gasten tres, o cuatro o cinco veces más de lo que van a ganar en un cuatrienio, ¿será este el fin altruista que los embarga? Lo peor de esto, es que se hace públicamente y de manera descarada, pero acá no pasa nada.
Lo ideal es que trabajen con un horario igual, al que se le aplica a todos los servidores públicos, sin excepción alguna, que devenguen un sueldo tope que cubra sus necesidades básicas, que no tengan prebendas como carro oficial, celulares, auxilio de gasolina, prestaciones especiales y que se les apliquen las normas como ocurre con otros servidores públicos de su jerarquía.
Estos personajes deben tener vocación de servicio, como constituyentes secundarios representen al pueblo y luchen por las necesidades básicas, que, en su calidad de aspirantes, propongan un plan de trabajo, so pena de ser revocados, es decir, que su presencia para prestar esté impregnada de una verdadera vocación de servicio, que lo dignifique y que no sean simples aves de paso.
Ahora, si hubieren cometido alguna ilicitud antes o en el ejercicio del cargo, no tengan fuero, que sean juzgado por la justicia ordinaria y desaparezca el juzgamiento de altos títeres, donde nunca pasa nada (la historia lo enseña), trasladando la competencia a la Corte Suprema de Justicia. El período no debe ser mayor a dos legislaturas y fuera. Las edades para ser elegidos deben ser mínimo de 35 años y con estudios superiores en cualquier disciplina. Los dineros que entren a sus campañas, sea con topes y presentarlos antes de ser elegidos, previa veeduría o fiscalización, quienes aspiren a ejercer este tipo de cargos, las campañas sean patrocinadas con dineros del erario público. ¿Dónde ubicar el propósito de servicio que deben estos señores? Por tanto, no deben manejar ningún tipo de presupuesto. O se centraliza su manejo o descentraliza, a través de canales oficiales, pero que no tengan ninguna en el manejo del dinero oficial.