Latinoamericana debe constituirse en la hermana solidaria y activa del Reino de Marruecos para consolidar una resolución definitiva del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el Sáhara marroquí.

Las condiciones están dadas para que Latinoamérica sea un portavoz eficaz en blindar y hacer valer el derecho de un pueblo pacífico a mantenerse unido de manera territorial, cultural y sosteniendo su identidad nacional.

La presencia de la Embajada marroquí en la mayoría casi absoluta de las naciones latinoamericanas es un punto estratégico para unir voluntades y esfuerzos en contra de la violencia de los polisarios y su socia Argelia, que apuestan inútilmente en quebrar el Estado de Derecho de Marruecos.

Latinoamericana debe portar la bandera reivindicativa del Reino y respaldar la iniciativa de diálogo protegiendo así una seguridad regional, que afecta a África y a la misma Europa. Por algo, el gobierno de España ya expresó su apoyo a la posición de Marruecos, como propiciador de la mejor carta de solución definitiva con relación al Sáhara marroquí.

Latinoamericana tiene su propio peso a nivel global como Continente en su compromiso con la paz. El mundo debe asumir consciente que la violencia tiene una consecuencia como efecto dominó que, finalmente, perjudica a propios y extraños. De hecho, hoy se siente el impacto de lo que pasa entre Ucrania y Rusia. Dicho enfrentamiento debe llamar a la reflexión sobre lo perjudicial que resulta cualquier espacio que alienta dolor, sangre y muerte.

Los ciudadanos, públicos y públicos, de bien de latinoamericana deben unir fuerzas para potenciar las relaciones entre Marruecos y América Latina. El vínculo sincero debe potenciarse desde la cultura, el comercio y todo intercambio que ayude al bien colectivo. Todo eso viene o vendrá en abundancia como valor agregado en esa apuesta legítima por el Sáhara  marroquí.

Latinoamericana tiene el discernimiento claro con relación al deber de las Naciones Unidas, reconociendo en ellas las condiciones para posicionar una agenda mundial de respeto dentro la neutralidad y la libre decisión de las naciones soberanas.

La hermandad entre América Latina y Marruecos es un acto de justicia y está  bien encaminada.  El otro gran paso para fortalecer aún más la relación será apoyar con consulados del Sur de Marruecos. Así estaremos asumiendo con hechos que Marruecos es el corazón latino dentro de África.