Somnolencia es una actitud exagerada para el sueño. Es un estado en el que ocurre una fuerte necesidad de dormir o en el que se duerme durante periodos prolongados.
Yadira Castillo Meneses
Hablar de nuestras vulnerabilidades no siempre es fácil. Vivimos en una sociedad que nos exige ser auto contenidos para encajar en ciertos estereotipos o estándares de lo que nos define como personas exitosas o ejemplos a seguir. A riesgo de salirme de ese marco, creo que llegó el momento de hablar de la batalla que he librado conmigo misma y que hoy me abre la puerta para vivir desde mi interior con libertad y tranquilidad. Es una batalla contra el insomnio que para mí encontró muchas respuestas a través de la hipnosis y que hoy la comparto porque quizás pueda contribuir a mejorar la calidad de vida de alguien que esté en búsqueda de soluciones.
Por varios años sufrí de un desorden de sueño que me acompañaba a donde estuviere y sin importar las circunstancias. En general, siempre lo atribuí a las cargas de estrés, que es lo que todos hacemos por descarte. Sin embargo, desde octubre del 2021 el insomnio se volvió crónico, podía pasar dos o tres días sin dormir nada y no sentía que mi cuerpo entrara en un fase de agotamiento que me exigiera ir a una cama. Por el contrario, me impresionaba la energía con la que podía enfrentar el día a día, al tiempo que me agobiaba la idea de no poder apagar mi cerebro.
En la cuarta noche podía dormir tres o cuatro horas y eso parecía ser suficiente para seguir. Era claro que algo estaba pasando, en mi desorden de sueño de tiempo atrás lo normal era no dormir bien una noche, máximo dos, pero en todo caso sabía que a la segunda o tercera noche podría entrar en un sueño profundo o por lo menos recargar baterías. De igual manera, era un insomnio que me abandonaba por periodos, pero esta vez ya no fue así.
En la prehipnosis el médico me dejó claro que no perdería mi estado de consciencia, pues lo que experimentaría era un estado de alta sugestibilidad, lo cual me hacía pensar que no perdería mi sentido de la orientación, por ejemplo. Durante la primera sesión intentas bajar la guardia y aprendes paso a paso las técnicas para comunicarte con tu subconsciente, aprendes además a identificar y reconocer la energía que está dentro de ti y la que te rodea. Luego, es posible que identifiques energías de baja vibración que crean bloqueos energéticos.
Una vez esas energías son conducidas a su lugar de origen, el camino se despeja para conectarse con más facilidad con tu subconsciente. En las siguientes sesiones me conecté con algunos momentos cruciales de mi vida y finalmente pude, literalmente, entrevistarme con el insomnio. De hecho, logré preguntarle por qué se empeñaba en seguirme, por qué no me abandonaba después de todas mis búsquedas. Su respuesta fue contundente, el insomnio quería protegerme de seguir un camino que no responde a lo que realmente soy, quería mostrarme que necesitaba sanar mi pasado y soltar para vivir en libertad y poder fluir, traer paz y armonía a mi vida.
Ahora, puedo entender que el insomnio puede ser tu mejor maestro, no necesariamente tu peor verdugo. Con las regresiones logré conectarme con mi subconsciente y entender que el insomnio no solo está asociado a los niveles de estrés que nos causa nuestro día a día, más allá de eso responde a la manera cómo procesamos nuestras emociones. En otras palabras, responde a la manera cómo reprimimos nuestros sentimientos y los llevamos con nosotros sin elaborarlos.
El insomnio se hizo crónico porque llegó al punto de no retorno, es decir, cuando ya hay que darle un giro radical a las cosas y eso era lo que me estaba pidiendo mi subconsciente a través de lo que mi cuerpo manifestaba. Entendí, entonces, que todos venimos con una luz propia pero que por vivir en inconsciencia de alguna manera esa luz se apaga o nuestra magia se invisibiliza, entendí que necesitamos vivir en consciencia para escoger si vivimos presos o no de nuestras falsas creencias.
Con lo anterior no quiero demeritar la medicina convencional, siempre será valiosísima, tan solo quiero significar que hay ocasiones en que nuestras vidas nos piden algo más que no necesariamente está apegado a un método científico.
«Confieso nunca antes haber experimentado tal nivel de dolor en ciertos puntos de mi cuerpo, sin embargo el sueño no mejoraba, en todo caso sentir que estaba despejando mis campos energéticos y liberando ciertos nudos donde las emociones confluyen me parecía bastante».