Néstor Lorenzo, director técnico de la selección Colombia.
Esteban Jaramillo Osorio
La primera cita de la selección Colombia parece una carta diplomática, un reducto para recomendaciones, el juego de las roscas e influencias, con la firma temblorosa de un entrenador inexperto y acomodado.
Es una burla a la afición que demuestra una vez más «la tiranía de los méritos». Es un irrespeto disimulado para los entrenadores colombianos, relegados.
¡Qué forma de convocar!
Prepárate Tino. En cualquier momento, te llaman… Es algo de ironía.
Renovación parcial, con descartes masivos.
Futbolistas prometedores al margen, como Chicho Arango, Cucho Hernández, Daniel Ruiz y John Córdoba.
James es cuota de Adidas, es su atleta estrella. No hay otra forma de justificar su llamado, a pesar de los argumentos vacíos del entrenador, como alegato a su presencia. Ya ocurrió con Ronaldo y Nike, en el Brasil del pasado.
Los tiempos de «la pura sangre», que tanto brillo nos dieron, por «viejos» ya pasaron.
A Cuadrado no se le puede despreciar, porque su currículo lo respalda. A Falcao Tampoco. Por lo menos se mantienen activos. Pero es hora de prever sus relevos.
Difícil, por las pinceladas iniciales del entrenador de turno, será ver alineados, en su reemplazo, a Estupiñan, Carrascal, Sinisterra o Steven Álzate
Lorenzo no tuvo consideración con Macalister Silva, el eterno ignorado, bajo el argumento del perjuicio a Millonarios.
A Sebastián Villa, el de Boca, de enorme rendimiento cuando actúa, lo bajó del avión por sus problemas judiciales y a Borja, por su enemistad con las redes.
A pesar del llamado a Llinás y a Montero, justificados, poca bola le dio al fútbol colombiano.
Renovación, eterna cantaleta. Palabras sin hechos que equivalen a demagogia. Volvemos a lo mismo, con los mismos.
Por fortuna están Luis Díaz, Jader Duran y Yasser Asprilla, presente y futuro, con margen para renovar expectativas, para regenerar la confianza del público.
Machaca la prensa. La prensa libre. La que no traga entero, inconforme con la citación, porque no llena todas las expectativas.
Al fin y al cabo, la selección no es su técnico… Es Colombia.
Lorenzo, ¿un entrenador o un juguete?