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Murió en una cárcel «el ajedrecista»: «JAQUE MATE» A GILBERTO RODRIGUEZ

Gilberto Rodríguez «el ajedrecista»

Rafael Camargo

 

El hombre que puso a temblar el imperio de Pablo Escobar murió en una cárcel en los Estados Unidos.
Gilberto Rodríguez Orejuela, alias ‘el Ajedrecista’, murió  donde cumplía una pena de 30 años por narcotráfico. Quien  lideró el cartel de Cali, fue uno de los grandes enemigos de Pablo Escobar, afrontaba varias enfermedades. Solicitó en varias ocasiones  su libertad alegando que no había sido condenado a muerte y que en prisión podría fallecer por cuenta del coronavirus, la justicia no le creyó y se le negaron las solicitudes en tal sentido.
Rodríguez Orejuela, de 83 años, durante su condena, sufrió de dos tipos de cánceres, uno de páncreas y el otro de próstata.
Nació el 30 de enero de 1939 en Mariquita, Tolima. En la vida laboral se inició como mensajero tras terminar su bachillerato. No obstante, en su prontuario se asegura que terminó en el crimen con una banda de secuestradores, de donde derivó recursos que posteriormente invirtió en el tráfico de drogas.
Rodríguez Orejuela habría participo en 1969 en los secuestros  de Werner José Straessle y Hermann Buff, un par de ciudadanos suizos . Fue detenido, quedando el libertad por falta de pruebas.
Según su expediente judicial, en los años 70 el capo se movía como pez en el agua en los bajos fondos de Nueva York y Miami, donde acumulaba un enorme  capital con base en la venta de cocaína.
En la década de 1980, fue presidente del First National Bank, que según las investigaciones se convirtió en una entidad financiera dedicada al lavado de los dólares que obtenía con el narcotráfico. En Colombia, de manera paralela, tenía el poder del Banco de los Trabajadores.
En noviembre de 1984, Rodríguez Orejuela fue detenido en Madrid, España, donde fingía ser un comerciante llamado Gilberto González Linares. Finalmente, logró esquivar la extradición y volvió a Colombia.
Libró una guerra sin cuartel contra Pablo Escobar, cabeza del cartel de Medellín. Mientras que el antioqueño usaba la violencia para conquistar sus fines, los Rodríguez Orejuela se caracterizaron por el soborno y la intimidación.
Tras la muerte de Pablo Escobar en 1993, los Rodríguez Orejuela y el cartel de Cali saltaron a la primera plana de los medios colombianos por el Proceso 8.000, la filtración de dineros del narcotráfico a la política.
En 2002, tras purgar una pena de siete años en Colombia, fue liberado en una controvertida decisión judicial, pero fue recapturado en 2004 y extraditado hacia los Estados Unidos por el envío de 150 kilos de cocaína al país norteamericano. Durante su cautiverio, Rodríguez Orejuela buscó su libertad con el argumento de su precaria salud.
El Cartel de Cali fue perseguido por los Estados Unidos.