Sangre, lagrimas y muerte.
Guillermo Romero Salamanca
«¡La guerra es una locura! ¡Deténgase, por favor! ¡Mira esta crueldad!», exclamó el Papa Francisco en su mensaje luego de rezar el Ángelus este domingo 6 de marzo, desde el balcón de la Plaza de San Pedro, y admitió que la Santa Sede está dispuesta a ponerse al servicio de esta paz.
«Ríos de sangre y lágrimas fluyen en Ucrania. No es sólo una operación militar, sino una guerra, que siembra muerte, destrucción y miseria. Las víctimas son cada vez más numerosas, al igual que las personas que huyen, especialmente las madres y los niños. En ese país atormentado, la necesidad de asistencia humanitaria aumenta dramáticamente cada hora», dijo el Papa.
«Dirijo mi llamado más sentido para que los corredores humanitarios estén verdaderamente asegurados, y que se garantice y facilite el acceso de la ayuda a las zonas sitiadas, para brindar una ayuda vital a nuestros hermanos y hermanas oprimidos por las bombas y el miedo», agregó.
«Doy las gracias a todos los que están acogiendo a los refugiados. Sobre todo, imploro que cesen los ataques armados y prevalezca la negociación, y prevalezca también el sentido común. ¡Y volver a respetar el derecho internacional!», añadió en su plegaría
«Quiero agradecer a los periodistas que arriesgan su vida para garantizar la información. ¡Gracias, hermanos y hermanas, por su servicio! Un servicio que nos permite estar cerca del drama de esa población y nos permite evaluar la crueldad de una guerra. Gracias, hermanos y hermanas», comentó.
«Oremos juntos por Ucrania: tenemos sus banderas frente a nosotros. Oremos juntos, como hermanos, a Nuestra Señora Reina de Ucrania. Ave María…», prosiguió.
«La Santa Sede está dispuesta a todo, a ponerse al servicio de esta paz. En estos días, dos Cardenales fueron a Ucrania para servir a la gente, para ayudar. el cardenal Krajewski, limosnero, para llevar ayuda a los necesitados, y el cardenal Czerny, prefecto interino del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Esta presencia de los dos Cardenales allí es la presencia no sólo del Papa, sino de todo el pueblo cristiano que quiere acercarse y decir: «¡La guerra es una locura! ¡Deténgase, por favor! ¡Mira esta crueldad!», confesó el Papa Francisco.
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