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El Papa: UN MÍERCOLES DE CENIZA

El Papa Francisco ofició la misa del miércoles de ceniza en Roma.

«Miércoles de Ceniza, una Jornada de ayuno por la paz. Animo de forma especial a los creyentes para que en ese día se dediquen intensamente a la oración y al ayuno. Que la Reina de la paz preserve al mundo de la locura de la guerra», dijo el Papa en la audiencia ayer.

El Papa recordó  que el Miércoles de Ceniza, todos nos unamos en un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania: «Un día para estar cerca del sufrimiento del pueblo ucraniano, para sentir que todos somos hermanos y para implorar a Dios el fin de la guerra».

PARA TENER PRESENTE

Con el Miércoles de Ceniza inician los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles católicos a la conversión y a prepararse para vivir los misterios de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo en la Semana Santa.

Para esta importante ceremonia se queman los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.

El miércoles de ceniza señala el inicio de la cuaresma. Cubrirse de ceniza para simbolizar penitencia y arrepentimiento es una tradición que viven muchas religiones.

La Cuaresma es tiempo de preparación interior para la celebración de la Muerte y Resurrección de Cristo que se inicia con el miércoles santo.

El miércoles de ceniza cae en diferentes fechas año a año, de acuerdo con la fecha móvil de Pascua. Puede acontecer entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.

La Cuaresma dura 40 días gracias a una costumbre que empezó en el siglo IV. Siguiendo la tradición, en los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal.

Pero no es práctica habitual ayunar en domingo -por tratarse del día del Señor- por lo que se adelantó el inicio de la Cuaresma al miércoles.

En la imposición de la ceniza, el sacerdote traza una cruz sobre la frente de los fieles, mientras repite las palabras «Conviértete y cree en el Evangelio» o «Recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir».

El uso de la ceniza para simbolizar penitencia es antiguo: los judíos, por ejemplo, acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio, al igual que los ninivitas.

También en los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un «hábito penitencial». Esto representaba su voluntad de convertirse.

En la Iglesia católica esta tradición perdura desde el siglo IX y existe para recordarnos que, al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por los demás hombres.

La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual.

El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia, como en el Viernes Santo, para todos los católicos mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional.