Noticias, TOP

En Playa Bonita: RETORNAN LOS MANGLARES Y EL SOL SE JUNTA CON EL MAR

La naturaleza recupera el lugar que le corresponde.

 

 

 

Texto y fotos

Lázaro David Najarro Pujol

Desde que las autoridades de Cuba decidieron trasladar a la población de Playa Bonita, en Santa Cruz del Sur, a un sitio alejado del mar, tras el huracán Paloma del 8 de noviembre de 2008 (un día antes de cumplirse 76 años del devastador fenómeno atmosférico que dejó un saldo de alrededor de 4 mil victimas, entre muertos y desaparecidos), la naturaleza comenzó a ocupar el lugar que le correspondía.

Aunque los vientos sostenidos de 195 km/h (categoría 3 en la escala Saffir-Simpson de un máximo de 5), devastaron gran parte de la vegetación costera, el mangle prieto, la uva caleta y otras especies  crecen para darle un encanto al paisaje costero.  El paisaje se torna más bello.

En esa franja costera, lo único que queda intacto de la furia de Paloma es el muro de  concreto que protege al litoral costero y que fue construido después del triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959. Son unos tres kilómetros de largo.

También se mantiene desafiando las tormentas la cruz pintada de blanco que  otrora servir de guía a los pescadores  y que marca con exactitud la altura a la que llegaron las aguas del mar al paso del huracán del 9 de noviembre de 1932, esta vez con categoría 3 en la escala Saffir-Simpson.

Vuelvo a mi pueblo atraído por la nostalgia. Cuando observo el sol a punto de juntarse con el mar  y todo deviene oscuridad en el litoral costero, me viene a la memoria el poema  Delfín de mis días, de la cantautora afrocolombiana María Elcina Valencia Córdoba:

Para encontrarte a solas,/ tuve que cruzar la noche. / En profundos sueños, advertí tu sombra/ y te vi distante una noche de octubre; / te busqué en el aire, en la muchedumbre; / te busqué en el mar, bajo las gaviotas; / me volví velero y navegué en tu orilla;/ saltaste a mi lado huracán de seda, delfín de mis días, cometa sin tiempo; / me hablaste al oído, vendaval de fuego;/ me cubriste de olas, marejada gris; /aroma de arrullo, te encontré en la noche, / nadando en las aguas de mi mar azul. / Salta delfín en mis aguas tranquilas /y dame la clave del ritmo perfecto; / Invéntame olas / de luces coloridas,/ de espumas saladas, de largas estelas; cúbreme de algas / en un remanso de estrellas /cuando haya encallado / en la empinada ruta / de tu océano.

(De Analogías y anhelos)

En esa franja costera, lo único que queda intacto de la furia de Paloma es el muro de concreto que protege al litoral costero.

El mangle prieto, la uva caleta y otras especies crecen para darle encanto al paisaje costero.

Cuando el sol se junta con el mar todo es oscuridad en el litoral costero sureño.

Extremo oeste de Playa Bonita, en Santa Cruz del Sur.