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Testimonio: EL GUSTAVO PETRO QUE CONOZCO 

Gustavo Petro

 

 

 

Rodrigo Silva Vargas 
Experiodista 
Son muchas las cosas que podría contar del Gustavo Petro que conozco desde hace varios años, pero sería un relato extenso. Por lo pronto, quisiera compartir unas pocas.
La primera que le admiro es su profundo respeto por las mujeres, cualquiera sea su condición. Una vez en el Senado hacía uno de sus debates sobre paramilitarismo y la parapolítica (término que yo acuñé con bases semánticas), en la que una de las implicadas era una famosa senadora de Cundinamarca de quien ya conocíamos varios antecedentes. Pero en el debate, Petro no dijo absolutamente nada sobre ella.
Al término de la sesión le pregunté el porqué de su silencio sobre la señora. Su respuesta fue contundente: «en las barras del Senado estaba la hija adolescente de ella y yo no le causaría un daño a esa menor al saber los nexos de la mamá. Tampoco a la señora, que tal vez no tendría palabras para explicarle a su hija sobre su conducta».
Serían muchos los ejemplos de su apoyo y su respeto a las mujeres, además de la creación, como Alcalde de Bogotá, de la Secretaría de la Mujer que, creo, es la única existente en Colombia. Destaco la ayuda a una señora del aseo en el Capitolio que llevaba más de 20 en contratos temporales de prestación de servicios, sin derecho a sueldos completos, primas, vacaciones ni dignidad. O a la señora de Ciudad Bolívar de Bogotá, que orgullosa mostraba que su hija obtuvo el segundo puesto a nivel nacional en la Pruebas Saber pero que no podía acceder a la beca nacional porque la joven se fue a vivir en la casa de una tía de estrato tres, para economizar los pasajes en bus y poder trabajar con salario mínimo. Por vivir en una pieza de mejor estrato le negaban la beca.
Otra cosa para resaltar en el Petro que conozco: sus buenas maneras al hablar. Nunca, jamás, una mala palabra o una grosería. Ni siquiera un simple «carajo» aun en circunstancias difíciles o adversas, en que regularmente muchos caemos tan fácilmente. Creo que nadie le ha escuchado ni le escuchará una palabra grosera, vulgar o bárbara, mucho menos el madrazo que tan recursivamente usamos los colombianos hasta para celebrar el gol de un equipo de fútbol.
El respeto a la mujer, al humilde, al campesino, al obrero, a los «nadie», también se observa en lo religioso, pues siendo Colombia un país laico por norma constitucional, su tolerancia hacia los credos y sus autoridades es total y como Alcalde implementó la oficina de Asuntos Religiosos siempre bajo los parámetros del respeto a las demás confesiones y sus derechos.
Mirando su campo de acción política tendría que decir que el Petro que conozco es el fiel ejecutor de la Doctrina Social de la Iglesia, que se basa en lo que creo es la filosofía más simple de Jesucristo: la opción preferencial por los pobres. Y en lo más complejo, su acción por la defensa de la Naturaleza, del Planeta, que es, ni más ni menos, que proteger y conservar la gran obra del Creador. Por algo, el papa Francisco ha invitado y recibido dos veces en la Ciudad del Vaticano, a Gustavo Petro.
A propósito de este tema, recuerdo el 9 de septiembre de 2013 en la Basílica Menor del Voto Nacional de Bogotá. Ese día, con el Nuncio Apostólico, monseñor Ettore Balestrero y el Cardenal Primado de Colombia, monseñor Rubén Salazar, el alcalde Petro anunció las inversiones para recuperar ese bello templo, de propiedad de la Nación, que estaba a punto de caerse ante la desidia y abandono no solo de su estructura y su significado, sino de todo su entorno.
Yo me desempeñaba como Jefe de Prensa de la Alcaldía Mayor y también como Secretario Privado por encargo, desde los cuales pude ser testigo de muchos actos, por ejemplo en consejos de gobierno y en diversos comités, en los cuales pude constatar lo que más le admiro: su extraordinaria inteligencia. Hablando en términos de ahora, Petro tiene un «disco duro» verdaderamente envidiable, que le hacen superior frente a sus contertulios.
Esa inteligencia superior, que le admiré también a Álvaro Gómez Hurtado, es lo que, para varios, les hace parecer arrogantes. Quizá esos muchos o pocos, simplemente exteriorizan su propia escasez.
Un dato al margen: ese 9 de septiembre de 2013 fue la última que utilicé el absurdo e innecesario adminículo llamado «corbata».
R.S.V.
Reserva Natural de la Sociedad Civil Chamachía, Choachí, junio 6 de 2022.
Rodrigo Silva