Rusia amenaza con una invasión a Ucrania, para ampliar su territorio y repetir la historia del 2014 cuando tomó a Bielorrusia y Crimea.
A pesar de las advertencias de la OTAN, Europa y Estados Unidos, la amenaza de invasión subsiste.
Cerca de un millón y medio de ucranianos se han visto obligados a abandonar sus hogares desde que comenzaron los combates en el extremo oriental del país en 2014. La ONU y otras organizaciones humanitarias están apoyando a los desplazados, mientras tratan de adaptarse a sus nuevas vidas.
Cuando estalló el conflicto entre las fuerzas gubernamentales y las separatistas, en su mayoría prorrusas, Yuri Zykov y su familia se vieron obligados a abandonar su casa en Horlivka, una ciudad de la región oriental de Donbás que sufrió intensos ataques y quedó muy dañada.
Después de abandonar su hogar se dirigieron a la ciudad de Vinnytsia, en el centro de Ucrania, donde la familia recibió la hospitalidad y la ayuda de los habitantes locales. Esta ayuda permitió a la familia de Zykov, como a otras muchas que escapan del conflicto militar, afrontar con mayor facilidad uno de los principales retos a los que se enfrentaban: encontrar un lugar adecuado para vivir.
Huyen
Los sondeos de opinión muestran que la mayoría de las personas que huyeron de los combates en el este de Ucrania no piensan regresar a hogares, una situación que supone un gran reto para las autoridades.
Según la teniente de alcalde de Vinnytsia, Galina Yakubovich, en la ciudad hay registradas más de 4000 familias de desplazados temporales. «Intentamos ayudar a todo el mundo, pero el tema de la vivienda es muy complejo, así que estamos buscando diferentes soluciones», explicó.
El conflicto en el este de Ucrania ha dejado cerca de 300.000 desplazados en el país y 430.000 refugiados que huyeron a Rusia, anunció el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).