Actualidad, TOP

Crónica: DRAMA DEL VENDEDOR AMBULANTE

Adultos mayores tienen que acudir a las ventas ambulantes para poder sostener su respectivas familias.

 

 

 

Duvier Lesmes

Robinson, un hombre con un poco más de 40 años, es originario de una pequeña ciudad del departamento de Huila, llegó a la capital colombiana en busca de mejores oportunidades de trabajo. Sin embargo, a pesar de su experiencia en diferentes oficios, no modificó encontrar un trabajo estable.

Fue entonces cuando probamos suerte en ferias temporales. Después de decidir retirarse de estas ferias y se aventura en la venta informal, vendiendo productos en la calle 72, poco a poco fue estableciéndose en un punto fijo en este sector de la ciudad, donde permanecerá hasta el día de hoy, lleva más de 15 años vendiendo accesorios para celular en las calles de Bogotá y se ha convertido en un experto en su oficio.

Robinson tiene una rutina diaria bien establecida. Se despierta temprano todos los días para preparar sus productos y cargarlos en su maleta. Luego, camina varios kilómetros hasta llegar al lugar donde vende sus productos. Robinson sabe que debe ser rápido, ya que la policía puede llegar en cualquier momento y confiscar su mercancía. Una vez que llega a su destino, Robinson despliega su pequeña mesa y comienza a organizar sus productos. Tiene todo lo que un cliente podría necesitar para su celular: audífonos, cargadores, fundas, baterías, y más. Él sabe que su éxito depende de la habilidad para leer a los clientes y ofrece exactamente lo que necesitan

A lo largo del día, Robinson se enfrenta a muchos desafíos. La policía es una amenaza constante, y siempre está alerta para esconder su mercancía en caso de que lleguen. Además, la competencia es feroz en las calles de Bogotá, y Robinson tiene que luchar para atraer a los clientes a su mesa en medio de la multitud de vendedores ambulantes. A pesar de estos desafíos, Robinson sigue adelante. Ha hecho muchos amigos en el vecindario y tiene clientes leales que lo buscan específicamente para comprar sus productos. Robinson es un hombre orgulloso, y está feliz de poder proporcionar para su familia la provisión, gracias a su trabajo como vendedor ambulante

Pero la vida de Robinson no es fácil. A menudo trabaja largas horas, soportando el frío, el calor y la lluvia. Su trabajo también puede ser peligroso, ya que ha sido asaltado varias veces en el pasado. A pesar de estos riesgos, Robinson no se rinde. Sabe que tiene que trabajar duro para sobrevivir, y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para mantener su negocio. A pesar de las dificultades, Robinson no pierde la esperanza de un día poder tener un puesto formal en el que pueda vender sus productos sin tener que preocuparse por la persecución de las autoridades. Sabe que es una lucha constante y que a veces parece injusta, pero también sabe que no está solo en esta lucha lLos trabajadores informales son una parte importante del tejido social de la ciudad, requieren productos y servicios importantes a la comunidad.

El drama de los vendedores ambulantes ha ocupado buena parte de la ciudad.