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  «El Panóptico»: EL DILEMA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, SEGÚN TOURAINE

Alain Touraine

 

 

Jhonny Alexis Lizcano L.

El pasado 9 de junio a los 97 años de edad, falleció el sociólogo francés Alain Touraine. Quien fue considerado en su momento el pionero de la investigación de los movimientos sociales contemporáneos y uno de los analistas e intelectuales de izquierda, más prodigiosos de la sociedad posindustrial.

Pero in memóriam de su gran aporte científico y social, hoy solo recordaremos algunos apartes de su obra intelectual, para comprender la evidente atomización política y social que vive Colombia, entre el sectarismo de izquierda y derecha.

Desde la década de los años 60 con la aparición de las primeras expresiones de acción social, representadas a través de los movimientos sindicales: campesinos, estudiantiles, indígenas y cívicos; no era tan evidente el afloro de una lucha social consciente. Que respondiera a las innumerables necesidades que caracterizan hoy, a la sociedad civil colombiana.

Sin embargo de acuerdo al autor francés, lo que en principio fue catalogado como un comportamiento violento, agresor o sencillamente disfuncional con las denominadas protestas o movimientos sociales. – Que merecían la represión del orden Estatal -. Tan proclive y preponderante en América Latina y el Caribe. Son ahora, sencillamente la reproducción espontánea de un nuevo orden social.

Expresión fundamentada por los denominados interaccionistas sociales. Intelectuales y científicos contemporáneos como Touranie, que le dieron una nueva mirada a las conductas desviadas. Indicando que las mismas no debían considerarse como tal, sino como la petición social a la integración y la participación activa de la sociedad excluyente y marginal. Que además de respetarse y legitimar, favorecía el origen de los cambios culturales y sociales. Es decir, el afloro de una sociedad multicultural.

Pero otra cosa ocurre en el escenario nacional, pues se evidencia un notorio distanciamiento entre la praxis de algunos movimientos sociales, frente a la teoría sociológica del autor francés. Específicamente en lo que denominó, como las diferencias entre los «viejos» y «nuevos» movimientos sociales.

Para Touraine, la postura de los nuevos grupos sociales actúan fuera del control de las maquinarias partidistas, parlamentarias, electorales y estatales que han dominado los movimientos populares. Cosa contraria ocurre en Colombia, cuando se evidencia un apego y dependencia absoluta al mercantilismo electoral. Además de la notoria inclinación a expresiones de autocracia y totalitarismo político, como poder hegemónico y vigente. El mismo autor señalaba, que los nuevos movimientos sociales son dirigidos por personas de base ligadas a las luchas cotidianas, dirigentes controlados directa y democráticamente por las bases sociales y comunitarias. Fenómeno que discrepa generalmente de la realidad nacional, al detectarse un crecimiento acelerado entre las décadas de los años 2010 al 2020; de actos de corrupción, clientelismo y sobornos de base social. A merced de maquinarias políticas y electorales de turno. Según el Observatorio Político y Social de la Organización de Estados Americanos (O.E.A.), 2022.

A su vez de acuerdo a Touraine, los movimientos sociales tienen una causa inmersa. Proliferan en todos los países y politizan a sus miembros de manera continua. Hecho que es reduccionista para nuestro acontecer, si hacemos una lectura de los alcances de algunos grupos sociales en el ámbito internacional. Sobre todo, ante la disyuntiva del conflicto armado y la violación del Derecho Internacional Humanitario (D.I.H.), que padece la población más vulnerable del país en los llamados territorios «vacíos», o abandonados por el Estado colombiano.

Por otro lado para Touraine, lo anterior tiene una explicación posible y entendible. Y es que la sociedad post-industrial es ante todo, una sociedad del conocimiento: la investigación, la informatización, la ciencia y las tecnologías de la comunicación están ejerciendo un impacto en los modos de producción social y en las maneras de pensarse el hombre y el mundo. La sociedad de la información produce bienes simbólicos. Cambia nuestras perspectivas y valores, nuestro sentido de vida e identidad.

Es decir, lo que nos afirmaba el sociólogo francés es que la sociedad actual ha incursionado en una dinámica homogeneizadora, como consecuencia de la expansión del capitalismo y de la acelerada globalización del consumo. Que en síntesis, ha golpeado la identidad social y cultural de pueblos y naciones enteras.

A lo anterior se le suma volviendo a la realidad nacional, el desapego que milita en el colombiano convencional a una cierta desconfianza e incredibilidad sobre la institucionalidad del Estado. Generando con ello, la deslegitimación de la autoridad política, militar y pública.

A su vez, en reiteradas ocasiones, se critica los modelos de gobierno y las políticas administrativas con las que se rige el destino del país, añadiendo como comentario general el alto sentido de apatía y desinterés de la población colombiana para hacer uso de las diversas herramientas de participación ciudadana, que ofrece la actual Constitución Política Nacional. Sin embargo, un gran porcentaje de los nacionales señalan tener un desconocimiento abismal sobre los alcances de la Carta Magna de 1991, indicando que la causa del fenómeno es motivada por las mínimas oportunidades para el acceso a niveles de educación especializada. En ramas como el derecho, las ciencias políticas y la sociología. Además, de encontrar en su contenido un notorio problema de asimilación práctica con relación a la realidad que afronta y padece el país. Es decir, que al ojo del común observador no adquiere un calificativo de importancia y respeto. De ahí el incremento acelerado en la carencia de identidad nacional, el detrimento de lo público y el desprestigio de la institucionalidad oficial.

De ahí la importancia como lo señaló en algún momento Alain Touraine, «La democracia y los movimientos sociales, tienen como fin principal asegurar la igualdad no sólo de los derechos sino también de las posibilidades».