Óscar Cortés (izquierda) y Gustavo Puerta, comandan el ataque de los juvenil de la selección Colombia.
Esteban Jaramillo Osorio
La fuerza arrasadora de la juventud. Este equipo motiva, seduce y da optimismo.
Juega bien, fácil, con naturalidad. Con libertades individuales para el lucimiento, pero con definidas obligaciones colectivas.
Sin miedo al esférico, con toques rápidos, asociados, la mejor manera de dialogar en el fútbol. Entiende que juego con talento y sin sacrificio es un desperdicio.
Celebra su clasificación la tribuna con un torrente de palabras emotivas, destacando los futbolistas influyentes, avizorando en ellos gran futuro, como garantía de la renovación que tanto se pide.
Como ejemplo, Mantilla, Manyoma, Puerta, Vélez, Castilla, Cortés, Luna y Ocampo. Lo será Caraballo cuando dispare con pólvora.
Y como no están prohibidas las nostalgias, sirve esta selección para la evocación de aquellas que lograron títulos. La del 87, de Oscar Pareja, “la turbina” Trellez, Niche Guerrero, Andrés Estrada y Finot Castaño como director técnico.
La del 95, plataforma de lanzamiento para Falcao, Dayro, Rodallega, Guarín, Aguilar, Zuñiga y Cristián Zapata, que dirigió Eduardo Lara.
Y la de 2013 de Juan Fernando Quintero, Felipe Aguilar, Andrés Ibarguen y Miguel Borja, de la mano de Piscis Restrepo.
La Colombia actual le da velocidad a la pelota cuando la tiene y se obsesiona en la recuperación cuando la pierde. Es una prolongación del potrero por el entusiasmo que muestra. Un bloque adoctrinado en la importancia del triunfo sin estropear su juego con predicamentos tácticos exagerados.
Como en el fútbol y la vida, las verdades básicas son simples, entiende que el triunfo es lo primordial, como dar espectáculo, para achicar la grieta gigante entre el público y la selección, que heredaron de los mayores.
El último gol, para sellar el acceso a las finales, de túnel, de galleta o de cuca, como hablan en los barrios populares, tenía veneno en el disparo. Por eso se embaló el portero. Con el doble beneficio de ganarle y eliminar a los argentinos.
Como hasta ahora ha enfrentado y dominado a varios de los rivales con opciones de ir al mundial, imposible no es la obtención de la casilla a Indonesia.
Como utópico no resulta esperar un título si se mantiene activo el juego sin complejos.