El Porce
Cuando el presidente Duque nos mandó por los días del Covid a encerrarnos a todos los viejitos, decidí reiniciar por internet el oficio de columnista que durante más de 55 años he desempeñado casi de manera permanente en diarios de provincia. Las llamé “ Crónicas del Enchuspado” para antes que nada protestar por el trato de miserables e ineptos que nos daba el presidente.
La sostuve diariamente mientras duró la pandemia y cuando ella terminó la seguí haciendo como crónica de Gardeazábal , enviándola a los amigos de wasap y colgándola en X y Face, You Tube y últimamemente también a Telegram.
Su texto de audio,que grabo y edito cada mañana, es reproducido desde Ipiales y Sandoná hasta Rioacha en generosas emisoras que lo toman de las redes.
El diario Occidente en Cali, Primicia Diario y el portal de Juan Paz y otros medios más que aún subsisten lo acogen diariamente en sus páginas.
Haberlo hecho hasta llegar al numero 1.000 me parece casi una hazaña.
No es solo mi disciplina y voluntad sino mi habilidad para ser, ya entrado en los 80,un abuelito digital.
Yo soy, desde El Porce, quien visita redes y lee periódicos y revistas, nacionales y extranjeras, me asomo a las emisoras y parpadeo ante las ediciones impresas de El Tiempo y El País que me traen diariamente desde Tuluá.
Sobre toda esa información hago apuntes y cuajo las ideas que expongo.
No tengo secretaria ni ayudante y soy yo mismo quien batalla cada 24 horas por subirlo a las redes y enviarlo a los miles de seguidores por wasap o correo directo.
Es un oficio por el que no recibo emolumento alguno y que por el contrario me obliga a pagar diversas sumas por suscripciones y servicios internéticos .
Ya estoy en el atardecer de mi vida, pero lo hago con tanta alegría e independencia y tan satisfecho de seguir aportando ideas a mis contemporáneos que hoy celebraré las 1000 crónicas invitando a un reducido grupo de amigos para verlos comer la frijolada del Parador Nariño, la que las dietas de hígado , corazón y divertículos no me dejan saborear.