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Crónica de Gardeazábal: SE ENVERRACÓ EL CONTRALOR

Contralor Carlos Hernán Rodriguez

 

Gustavo Álvarez Gardeazábal

El Porce

Como el Contralor General de la República es elegido en sesión conjunta de ambas cámaras, se ha creído y demostrado muchas veces que no se enfrentará ni a quienes lo eligen, ni mucho menos al gobernante con quien teóricamente está cogobernando, ejerciendo su control fiscal.

Hace unos días, y sin que  lo destacaran mucho los medios ni las redes, el Contralor Carlos Hernán Rodriguez pegó el grito en el cielo desde Primer Foro de Regalías, intitulado “Hacia un futuro sostenible y competitivo”, que realizó la Contraloría.

Sin temblarle la voz ni estorbarle su baja estatura, Rodríguez dijo que sus auditorías han encontrado 199 hallazgos fiscales por 602 mil millones de pesos. Y para que no quede duda de la responsabilidad no solo fiscal que tendrán los ejecutores de esas regalías, y los contratistas que las administran, enfatizó que son acciones sancionadas penalmente y que desde muchos puntos de vista tienen carácter delictivo.

Lo grave, quiso resaltarlo, es que casi 150 mil millones corresponden a proyectos financiados  con recursos para la paz. Pero no paró allí el Contralor en su enverracada.

Con la habilidad que tenían los banderilleros de la plaza de toros de su natal Palmira, le puso palitroques al gobierno cuando observó que la gestión minero energética  descuenta la transición energética como un hecho inminente y de mediano plazo y como tal no  firman nuevos contratos de exploración, no  permite el fracking y no se tienen planes concretos de transformación.

Y para que el gobierno y quienes lo eligieron lo sepan, dijo textualmente que los indicadores no muestran una desaceleración de los consumos de energías fósiles por lo que se está arriesgando la seguridad energética de Colombia que se tiene hoy frente a escenarios inciertos mañana.

Duro el Contralor, muy duro, y más cuando cierra afirmando que casi la mitad de los 602 mil millones mal manejados son de obras en la región Caribe.

En otras palabras, que la vagabundería está allí, incluyendo obviamente a La Guajira.