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EL FANTASMA

Lucy Pinder 

 

Un país chichero.

Así lo denominaron hace varias décadas estudiosos sobre la realidad del país, cuando los alemanes trajeron la cerveza.

En Colombia se bebía chicha por todos los rincones. La hacían con maíz, con los siete granos, con caña u otros ingredientes.

Era una cultura milenaria.

Llegó Bavaria y por orden presidencial obligaron a los colombianos a tomar cerveza. Las ollas y barriles de las chicherías fueron destruidas a punta de mazo. Los policías, gendarmes o tombos como eran llamados, primero se bebían hasta el cuncho y luego procedían a cumplir la orden.

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Llegaron las cervezas, el aguardiente, el ron –que se vendía en la costa por costales—y luego, por contrabando llegó el poderoso whisky.

Se conocen cientos de historias de mandatarios borrachos. Desde el pictórico Guillermo León Valencia, pasando por el bohemio Alberto Lleras Camargo, el whisky Sello Rojo de Alfonso López y las rascas históricas de Julio César Turbay.

Pero también se conocen anécdotas de rascas de gobernadores, ministros y alcaldes como las de Lucho Garzón.

Luego les metieron otros ingredientes a las rumbas como la marihuana, pepas y el llamado perico.

Hay de todo.

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Con las fiestas de fin de año y los carnavales la cuota etílica sube considerablemente y el país vive prácticamente de las fiestas, cantinas, bares, tabernas, metederos y los grandes conciertos.

En Cali hubo hace unos años una calle conocida como la Calle del Pecado, pero ahora sacaron un barrio entero con el de el punto de la salsa.

Baile, rumba, trago por doquier.

Darío Gómez convirtió la tusa en el  despecho y en himnos y ahora sus hermanos, aprovechando el legado, se lanzan al mundo musical utilizando dos palabras: guaro y cantina.

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Los cantantes populares nunca imaginaron que tendrían tanta popularidad al incrementar el deseo innato de beber y de apagar las penas a punta de licor.

El propio Luis Alberto Posada se dio el lujo de cancelar 40 presentaciones en este año porque no le «ponían un sonido adecuado».

El hombre cobra 150 millones de pesos por concierto y darse el lujo de rechazar más de 4.500 millones de pesos pone en consideración hasta dónde llega la capacidad cantinera de Colombia.

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El domingo 3 marzo, la vibrante y talentosa comediante colombiana, Liss Pereira, llevará su show humorístico a la ciudad de Nueva York, durante un evento que promete carcajadas inolvidables. El evento se realizará en el auditorio Estéreo Garden, ubicado en el 9 Railroad Avenue Patchogue, Nueva York 11772.

Liss Pereira, ha sido reconocida a nivel internacional por su autenticidad y sus hilarantes historias que desbordan y hacen resonar a todos sus oyentes. Es en este sentido que, durante el show, la comediante colombiana expresa temas cotidianos y experiencias de vida, contados con su estilo humorístico que le caracteriza. Un show que envolverá a colombianos y latinos que asistan al evento.