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ENVEJECER A LA GENTE

Los adultos mayores son discriminados en Colombia 

 

 

Gerney Ríos González

Los bancos económicos, algunas instituciones oficiales, las empresas privadas, de unos años al presente, se dieron a la novedosa tarea de envejecer a las personas que solicitan trabajo estable. En el primer caso, las agencias prestadoras de dinero con intereses controlados por el gobierno colombiano, se «cuidan» de conceder créditos a personas de cierta edad. Fijan «topes», lo que para esas casas prestamistas equivale a un seguro según sus cálculos que, concordante a los años tenga el acreedor, podrá cumplir sus compromisos bancarios antes que, previos exámenes de su salud, aparezca «la pelona» y deba cancelarse definitivamente la deuda.

RECHAZADO

Un reconocido ciudadano necesitaba un préstamo para cancelar deudas familiares. El empleado de la entidad solidaria le preguntó por su edad. Pasaba de los cincuenta y cinco años. «Imposible», le contestó el agente tras la ventanilla. «Las disposiciones del Banco no autorizan préstamos con clientes en tales condiciones cronológicas», parece que fue la lacónica explicación del bien entrenado servidor.

Total, tales agencias envejecen a las gentes por sus conveniencias económicas y el fenómeno explicativo opera en organismos del Estado y en ésta forma, millones de personas «altas en edad», son inservibles, algo así que ya no hacen parte de la sociedad, inútiles según esas sentencias, inhábiles, cuando a los once lustros el hombre actual es productivo, creativo e innovador. En Asia y los países desarrollados las grandes empresas son impulsadas y lideradas por personas mayores de 60 años.

Fue en el gobierno colombiano de Carlos Lleras Restrepo que declaró la sentencia según la cual, por decreto a los 40 años de edad, la producción de una persona obrera o empleada finiquitaban y para ella no había «puesto». Pero las obligaciones hogareñas del solicitante no ofrecían tregua alguna. La absurda decisión del mandatario en su momento creó el caos social y el ejército de los desocupados creció desmesurado como las espumas de las aguas negras de las ciudades.

 FACULTADES MENTALES

 Algo ha cambiado a la fecha y el panorama es favorable a las necesidades sociales de quienes buscan trabajo estable para la subsistencia, personal y familiar. Si se visitan empresas, oficinas, instituciones oficiales y otras dependencias, es dable observar al personal laborioso, integrado por sujetos de edad apreciable: mayores de 40 y 50 años en su mayoría, pero también jóvenes de uno y otro sexo, que al lado de los primeros recogen experiencias buenas en la ejecución de los oficios y tareas fijadas.