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Jorge Yarce Maya: EL FILÓSOFO QUE AMÓ APASIONADAMENTE EL PERIODISMO

Jorge Yarce Maya

 

 

Guillermo Romero Salamanca

–¿Qué es ser periodista?, le preguntamos a Jorge Yarce Maya, en una tarde de 1992, luego de presentar su libro «Periodista, ser o no ser».

Con ligereza, abrió el documento y comentó: «Ser periodista es trabajar por la verdad, buscarla y expresarla dejando a un lado los prejuicios propios o ajenos».

Leyó un listado con unas 30 máximas que había escrito luego de años de profundo análisis sobre el periodismo, profesión que amó apasionadamente y que ejerció por más de 50 años.

Jorge Yarce Maya, socio del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), nació para trabajar, escribir, formar, generar fuentes de empleo, sonreír y servir a los demás.

Estudió Filosofía en su natal Medellín y luego fue a Roma a la Universidad Lauretana y después a la de Stanford en California, Estados Unidos. Lector permanente. Armó varias bibliotecas con libros que iban desde literatura, comunicación social, filosofía, poesía y de diversos autores. Una de esas colecciones la donó a la Universidad de La Sabana y otras a varios centros culturales de Bogotá.

Leer, redactar, pensar, formar, charlar, servir y trabajar fueron algunos  verbos predilectos que conjugó en forma plural y con el anhelo contribuir con su ejemplo, sus redacciones, sus conferencias y sus diálogos para buscar un mundo mejor.

Escribió más de 60 libros en los cuales temas como Familia, Educación, Valores Humanos, Redacción, Periodismo y hasta la forma de hablar en público fueron expuestos en universidades, academia, instituciones nacionales e internacionales y empresas.

Fue columnista de más de 50 medios de comunicación. Amigo directores de periódicos, emisoras, noticieros, pero también de estudiantes de Comunicación Social y Periodismo.

La educación y la redacción marcaron su vida. Fue director ejecutivo de la Asociación para la Enseñanza –Aspaen–, luego contribuyó a la creación del Instituto Superior de Enseñanza –INSE—que años después se convirtió en la Universidad de La Sabana. Prestó sus servicios como consultor al Ministerio de Educación, el ICFES, la Procuraduría y a decenas de multinacionales.

Con un grupo de amigos montó la Corporación Promotora de Medios de Comunicación, PROMEC—y allí gestionó el Programa Trabajo-Estudio con varias universidades para que jóvenes universitarios tuvieran sus estudios con becas y pagaran parte con trabajo como prácticas y recibieran un subsidio para los transportes. Cientos de hoy profesionales y destacados directores de medios pasaron por ese programa.

En Promec, además de la programación que tenía novelas, películas, impulsó la creación de espacios formativos como «Valores Humanos», «Revivamos Nuestra Historia», «Dialogando» y el «Noticiero».

Impulsó de sobremanera la producción de series en las cuales brilló la calidad técnica, humana y de libretos. Uno de sus grandes retos fue llevar a la pantalla la vida de Simón Bolívar y para ello reunió a destacados historiadores, libretistas, directores de cine y televisión y empleó la totalidad de actores del momento para las diversas escenas.

Dirigió también ARCO, la revista del pensamiento colombiano, donde congregó a la élite del pensamiento político, económico, social, educativo y de los gremios del país. En diversas tertulias se encontraron personalidades como Jaime Sanín Echeverri, Gerardo Molina, Gilberto Vieira, Eduardo Carranza, Ernesto Samper, Belisario Betancur, Álvaro Salom Becerra, Fernando Soto Aparicio, Carmen del Hierro Santacruz, el general Álvaro Valencia Tovar, José Salgar, entre muchos otros.

Durante más de 20 años, mientras escribía sus columnas y sus libros, dictó conferencias en Estados Unidos, España, Venezuela, Panamá, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Puerto Rico, México y República Dominicana como presidente del Instituto Latinoamericano de Liderazgo.

Hombre de fe. Creyente y católico. Fue miembro del Opus Dei, institución de la Iglesia cuyo fin es el de buscar la santidad por medio del trabajo profesional y de los deberes ordinarios del cristiano. Ejerció su apostolado con charlas, seminarios, congresos y de manera personal con decenas de personas que buscaban sus consejos para acercarse a Dios.

–¿Cómo debe ser el periodismo en este nuevo siglo?, le preguntamos a comienzos del 2000.

–Humilde y honesto. Si un periodista no acepta sus limitaciones, su capacidad de cometer errores, si por orgullo o prepotencia no los rectifica o lo hace con ventaja sobre aquellos a los que afecta ese error, simplemente hará cada vez menos fiable su periodismo. En cambio, su credibilidad, la confianza en él por parte del público, cuando él reconoce abiertamente sus errores, no disminuye, al contrario, aumenta. Es cuestión de sinceridad consigo mismo, de mantener una conducta clara, honrada y constante de sus limitaciones.

Respetó siempre la libertad de las personas para pensar o para expresarse.

Jorge Yarce Maya, el filósofo y periodista del CPB que amó apasionadamente el periodismo.