Actualidad, TOP

NECEDADES IDIOMÁTICAS DEL AÑO 2023

Periodistas y sus términos equivocados 

 

Jairo Cala Otero 

«No hay más sordo que quien no quiere oír, ni más ciego que quien no quiere ver», reza un viejo aforismo. Se complementa con la afirmación del Maestro Jesús de Nazaret: «(…) porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden». (Mateo, 13:13). El mensaje que encierran las dos citas alude a quienes, a pesar de ser corregidos reiteradamente por sus faltas, persisten en mantenerlas vigentes.

En el uso del idioma español, los necios mantienen su esquema mental invariable; por ello escriben y hablan mal a sabiendas de las correcciones que se les proporcionan. Tal actitud habla pésimamente del carácter de los tercos, las delata como personas arrogantes y soberbias; muchas de ellas se niegan a enmendar sus meteduras de pata porque creen que si lo hacen se estarán humillando ante quien les enseña a escribir y hablar bien. Así son los necios, de quienes la Biblia alerta: «La boca del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su vida». (Libro Proverbios, 18:7); «Apártate del hombre necio, pues no conocerías labios doctos». (Libro Proverbios, 14:7).

En otros casos, seguramente muy excepcionales, el problema puede obedecer a dislexia, definida como «dificultad en el aprendizaje de la lectura o la escritura, frecuentemente asociada con trastornos de la coordinación motora».

Las citas aquí recogidas valen para respaldar que durante el año 2023 «sobresalieron» ─ por lo reiteradas ─ algunas expresiones erróneas usadas en los medios periodísticos de Colombia. Por supuesto, no entrañan ojeriza ni persecución alguna contra nadie; enseñar con reiteración de los errores es apenas un empeño porque los descachados con el idioma «enderecen» sus neuronas y aprendan a ajustarse a las normas gramaticales del idioma español.

De la extensa colección de imprecisiones lingüísticas, trilladas y repasadas este año en los medios informativos, destaco las siguientes:

1.- Alicoramiento y alicorado: Las dos palabras son espurias en nuestro idioma. Sin embargo, las usan mucho los redactores de noticias policiales; particularmente, cuando ocurren accidentes de tránsito ocasionados por conductores borrachos. A ellos los llaman «alicorados», y a su estado de beodez le dicen «alicoramiento». Es impreciso. Para superar esos desatinos están los vocablos: borrachera, embriaguez, borracho, ebrio, beodo, bebido, tomado, ebriedad, entre otros menos conocidos.0

2.- Arrancar: Se puede arrancar lo que está fijado a una superficie; y también los motores de automotores, o una carrera, o unas muelas, entre otras acciones. Pero para los periodistas arrancar es único verbo existente para designar todo lo que comienza, inicia, principia y empieza. Luego los verbos iniciar, comenzar, principiar y empezar los borraron de un plumazo (no se sabe si por soberbia o por ignorancia), porque no los emplean en sus noticias.

3.- Fleteo y fletero: Por una perjudicial influencia de la Policía en sus reportes habituales a la prensa, cientos de periodistas tomaron estos dos vocablos como «caballitos de batalla» para referirse a los atracos armados. La mala decisión de copiar a pies juntillas esas palabras, sin consultar sus significados en el diccionario, ha hecho que un asalto sea un fleteo, y que un criminal, ladrón, atracador o hampón, haya pasado a mejorar su categoría social con el adjetivo fletero. En realidad, a la luz de la semántica, fletero es un transportador; y fleteo es fletear, y fletear es transportar carga de un lugar a otro. Nada parecido con el delito de arrebatar dinero a quien ha hecho un retiro en un banco.

4.- Al interior de…: Esta locución adjetival la convirtieron también en una «epidemia lingüística» en la prensa colombiana. La usan para indicar todo aquello que signifique una acción en un recinto cerrado. En esos casos la apropiada es la preposición ‘en’. «Al interior de…» sólo funciona cuando hay un movimiento de personas hacia un lugar determinado. «Ellos van al interior del salón». 

5.- Aparatoso accidente: Aparato es también bulla, ruido, pompa, ostentación. Hay asuntos que se hacen con mucho aparato, es decir, de modo aparatoso. Pero este adjetivo fue tomado por los periodistas de noticias policiales como sinónimo de grave, siniestro, alarmante; no, no lo es. Falla otra vez la consulta al diccionario para hallar la diferencia. Los accidentes no son aparatosos, pues nadie se toma el tiempo de anunciarlos con pompa, sencillamente porque nadie sabe cuándo van a suceder; por eso se llaman accidentes, por ser imprevistos. Sólo lo previsto puede tener aparato, ser aparatoso o pregonado con tiempo. Puede hablarse del accidente, sin el adjetivo aparatoso para que no resulte una redacción accidentada. 

6.- Se presentó…: Ninguna de las 17 definiciones que del verbo presentar tiene el diccionario incluye la de ocurrencia de un accidente o de una desgracia humana. Pero en la prensa colombiana la locución «se presentó» la meten hasta en la sopa de cada almuerzo, confundiéndola con el registro de percances. «Se presentó un accidente…»; «El crimen se presentó…», dicen y escriben a diario. Solamente se presentan los fenómenos naturales: lluvias, huracanes, tormentas, rayos, aludes y derrumbes. Lo demás sucede, acontece, acaece, se registra o pasa.

No sobra indicar que, entre la abundancia de descachadas lingüísticas en los periódicos, los canales de televisión y las radiodifusoras de Colombia, no faltan a diario: redundancias, discordancias de número y género gramatical, adjetivos imprecisos, repeticiones, conjugaciones verbales erradas y deslices con la ortografía y la puntuación. De ello se deduce que, durante el año 2023, como en los años anteriores, los medios de comunicación estuvieron plagados de errores (unos leves, otros medianamente delicados y otros garrafales), por la indiferencia de los redactores frente a la gramática del español. Escribir un texto, por breve que sea, requiere de conocimientos en gramática; es un requisito sin excusa. Más imperdonables se vuelven los errores de redacción cuando provienen de periodistas, porque el idioma es su herramienta esencial para comunicar sucesos y opiniones.