Opinión, TOP

PETRO NACIONAL, PETRO REGIONAL

Gustavo Petro Urrego, presidente de Colombia. 

 

 

Bernardo Ordóñez Sánchez

Desde el inicio de la semana se venía esperando el movimiento en la política nacional, debido a los llamados del presidente Petro para una movilización masiva en apoyo a sus reformas el primero de mayo, día del trabajador.

Como mencioné en el artículo anterior, el presidente de la República hizo una apuesta alta invitando a la población a movilizarse en el día del trabajo, pues de haber tenido una baja participación, había sufrido un duro golpe para su gobierno. Por el contrario, la participación en las marchas  le dio un nuevo impulso al gobierno para la aprobación de sus reformas y en apoyo a sus decisiones políticas.

Lo más representativo de la movilización fue el discurso que dio el presidente Petro desde la tarima en la Plaza de Bolívar de Bogotá, radicalizó sus posiciones, anunció y cumplió la  suspensión de relaciones diplomáticas con Israel. Fue enfático y reiterativo  en la  invitación a cuatro años más de “gobierno progresista”;  estas acciones prematuras pueden ser vistascomo errores estratégicos.

El presidente anunció oportunamente en dar mayores recursos a los entes territoriales locales, se puede esperar también que lime asperezas con los alcaldes y gobernadores, con ello, puede  recuperar los apoyos  y conseguir que las maquinarias locales le ayuden en las pretensiones de buenos resultados electorales y de su gobierno.

Este es un tema complejo, ya que  Petro ha tenido varios roces con los alcaldes, como el de Bogotá y Medellín, las dos principales ciudades y una de las cuales perdió su principal bastión político.

Esto no es algo ajeno a la realidad,  el presidente esté dando prácticamente un discurso diario desde municipios pequeños y periféricos de Colombia, muestra que ya está movilizándose para sumar apoyos de la política local, más allá de la nacional.

Después de pasado este round, hay que analizar y revisar cómo está el gobierno y en que andan los grupos que  buscan que Petro corrija y algunos más radicales que no continúe en el gobierno.

Hoy estos grupos antigobiernistasse encuentran en una gran desventaja, no tienen hoy líder visible; hay gran cantidad de partidos con intereses individuales que no llegan  a acuerdos; aún, no hayuna propuesta estructural para el pueblo que haya  sido planteada, solo se escucha la voz de “fuera Petro”, eso no es suficiente para convencer y conectarse con la inconformidad, la independencia e indecisión del grueso de la gente. Como tampoco hay una gran explicación y pedagogía  del porqué las reformas no son buenas para  la población.

En esas circunstancias no existe hoy un contrapeso social permanente que enfrente los avances del gobierno que demuestra estar más organizado.

Por el lado del presidente, si este logra zanjar sus diferencias con políticos locales, asumir posiciones firmes en todos los asuntos, sin caer en errores de comunicación, contradicciones y correcciones que lo desgastan, no solo a él, también a la posición del país frente a los mercados;  aceptar los consensos; comunicarse más, unificar en un solo partido sus partidarios y movilizar las maquinarias regionales juntándolas con la nacional que ahora tiene a su disposición,  y comienza a sumar apoyos locales en vez de sumar detractores, así,lograrála confianza de la ciudadanía y cambia la postura en el imaginario de la genteque el presidente está errado,puedemejorar la percepción sobre él. Sus anuncios muestran que está en campaña.

Hemos iniciado una etapa de posturas ideológicas, enfoques, visiones y estrategias distintas para abordar los problemas sociales, económicos y políticos poco conocida en Colombia, por un lado el llamado progresismo que se metió en la dinámica política con poder, con un caudillo que es presidente del país. Por el otro lado una serie de partidos políticos y tendencias ideológicas de centro, derecha, liberales, ambientalistas, ecológicas, étnicas…etc. Va a ser un proceso de múltiples variables y escenarios que necesariamente cambian el modo y estilo de hacer la política. Hoy, solo estamos “calentando motores”.