La clave del futuro para empresas e instituciones educativas no radica en las reservas de energía nuclear, petrolífera o carbonífera, ni en la abundancia material, sino en las inagotables reservas anímicas e intelectuales del hombre.
Gerney Ríos González
Documento escrito que define claramente los objetivos de un intercambio o comercio y describe los métodos empleados para alcanzar los objetivos de una ocupación lucrativa.
El mundo es gran escenario de competitividad, disputa de mercados para ofrecer cada vez mejores productos, servicios, y continuos retos cualitativos. La palabra calidad, antigua en el diccionario, adquirió dimensiones nuevas; sinónimo de perfección, buen acabado, cosa bien hecha, duradera, excelente, superior y satisfactoria, nuevo paradigma e idea ejemplar para la acción humana.
Calidad del ser, es el más atractivo de los desafíos que afrontamos. Decisivo y permanente en cualquier proceso creativo. Los cambios se presentan a toda hora. Transformar es perentorio para las personas. Quien no esté dispuesto, será arrastrado por los acontecimientos, se quedará a la vera del camino.
La calidad del ser humano no depende de las herramientas sino de la persona misma: «Yo no resulto ser una persona de calidad porque mis acciones son de calidad. Al contrario: Mis servicios son de calidad porque soy una persona de calidad».
Al interior del ser, voluntad, conocimiento, libertad, generan acciones, servicios o productos de calidad. Sin estos bienes es difícil la motivación, el trabajo que busca la perfección, rectificación de errores y perseverancia en el logro de resultados positivos.
La clave del futuro para empresas e instituciones educativas no radica en las reservas de energía nuclear, petrolífera o carbonífera, ni en la abundancia material, sino en las inagotables reservas anímicas e intelectuales del hombre: «Lo esencial para generar riquezas es el cultivo de los valores espirituales de los que deriva toda riqueza». Y esta es la revolución silenciosa, basada en valores éticos y morales, el gran giro hacia la calidad total personal. Sólo el ser humano, contando con ese «suplemento de alma» en todas sus tareas, encuentra la gran palanca del progreso.
En esta fuerza del espíritu abierta al infinito, o mejor, capaz de infinito, como diría santo Tomás de Aquino, encontramos la salida coherente hacia el futuro. Hay que acentuar esta información; por doquier se lanzan gritos de alarma, amenazas de catástrofe que no son otra cosa que miedo a emplear las fortalezas humanas de trabajo, perfeccionamiento más colectivo, potenciar la creatividad e innovación en todos los campos para obtener bienes de entero orden, confiar en la fuerza generadora de recursos. La sociedad académica en pos de objetivos comunes, concatenados con el Factor Universitario, aplicará los códigos siguientes:
Cultura. Conjunto de valores, creencias, normas, hábitos, costumbres e ideologías que comparten los individuos en la organización, surgidas de la interrelación social, generadores de patrones de comportamiento colectivos que establecen la identidad entre miembros y la diferencia de otra estructura. Ejemplo: Desarrollo intelectual o artístico.
Emprendedora. Persona con capacidad de innovar, entendido como la competencia de generar bienes y servicios de forma creativa, metódica, ética, responsable, eficaz, eficiente, efectiva y productiva.
Emprendimiento. Manera de pensar y obrar orientadas hacia la creación de riqueza. Concebir, razonar y actuar, centrados en oportunidades, planteados con visión global y llevados a cabo mediante liderazgo colectivo, estratégico y equilibrado, además de la gestión del riesgo calculado, cuya respuesta es la creación de valor que beneficia a la empresa, economía, sociedad y potencializa el Estado-nación.
Empresarialidad. Despliegue de la capacidad creativa de la persona respecto a la realidad de su entorno. Aptitud que posee todo ser humano para percibir y articularse con su medio, interpolando para ello las competencias empresariales.
La educación debe incorporar, en su formación teórica y práctica, lo más avanzado de ciencia y tecnología para que el estudiante esté en capacidad de crear su propia empresa, adaptarse a nuevas innovaciones y avances científicos; de igual manera actuar como emprendedor desde su puesto de trabajo con actitud positiva, planteamiento de la ley 1014, del 26 enero de 2006 en Colombia.
Para potenciar lo precedente se crea el vínculo en los sistemas educativo y productivo mediante la formación en competencias básicas, laborales, ciudadanas y empresariales a través de la cátedra transversal de emprendimiento e implementación de la cadena de suministros, entendiéndose, la acción formativa desarrollada en la totalidad de programas académicos en los niveles preescolar, básica primaria, básica secundaria, educación media y superior.