El autodenominado «Bukele colombiano», Jaime Andrés Beltrán, deja la Alcaldía de Bucaramanga luego de que el Consejo de Estado anulara su elección, poniendo fin a su corto mandato.

Javier Sánchez 

Primicia Diario 

El Consejo de Estado de Colombia ha anulado la elección de Jaime Andrés Beltrán,  como alcalde de Bucaramanga. La decisión, que es de segunda instancia y no admite recurso, lo obliga a dejar su cargo de manera inmediata.

El motivo de la nulidad

El fallo del Consejo de Estado se basó en el delito de doble militancia, una falta grave en la legislación electoral colombiana. Se determinó que, a pesar de haber sido elegido bajo una coalición, Beltrán apoyó públicamente a candidatos de otros partidos políticos, específicamente del Centro Democrático, el Partido Conservador y el Partido de la U, en su aspiración a concejales.

Las pruebas presentadas por los demandantes, entre ellos el senador Fabián Díaz, incluyeron material audiovisual (videos) que demostraba la participación de Beltrán en eventos de campaña de candidatos de colectividades diferentes a la suya, Colombia Justa Libres, lo que contraviene la ley.

Reacción del alcalde 

Tras conocerse la decisión, Jaime Beltrán reaccionó a través de sus redes sociales, afirmando que «sigo en pie de lucha hasta que el fallo esté en firme» y que no abandonará a la ciudad a su suerte. A pesar de su postura, la decisión del alto tribunal es definitiva.

Como consecuencia de la nulidad, la Gobernación de Santander deberá nombrar a un alcalde encargado de una terna presentada por la coalición de Beltrán. Posteriormente, la Registraduría Nacional del Estado Civil deberá convocar a elecciones atípicas para que la ciudadanía elija a un nuevo alcalde para la capital de Santander.

Jaime Beltrán, un pastor cristiano de ultraderecha conocido como el «Bukele colombiano», ha sido un fuerte opositor del presidente Gustavo Petro. Su militancia política se ha caracterizado por duras críticas al gobierno, llegando a pronunciar la frase «Pronto cesará la horrible noche» durante un acto militar, un comentario interpretado como un respaldo a los sectores que buscan desestabilizar al jefe de Estado.