Se convierte en una tradición que la villa de Santa Maria del Puerto del Príncipe , hoy Camagüey, despierte cada 2 de febrero a ritmo de dianas mambisas y serenatas en distintos sitios, parques y emblemáticas plazas de la ciudad, cuyo segmento más antiguo es Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Es pretexto para convocar a sus lugareños a preservar con más amor este tesoro patrimonial «de pastores y sombreros», a decir del Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén.

La celebración de la fundación de la villa (en Punta de Guincho, Nuevitas), es el punto de partida de otros festejos que se realizan cada año en una de las ciudades más antiguas de las existentes en América (anterior a Nueva York, Ciudad México, Río de Janeiro, Buenos Aires y Lima).

Ya el 12 de noviembre se había recordado el cumpleaños 207 de la declaratoria de Camagüey como ciudad, ese mismo día pero de 1817.

Este año 2025 como villa cumplió el aniversario 511 (erigida el 2 de febrero de 1514), con diversas edificaciones embellecidas, entre las que resalta el Centro de Convenciones Santa Cecilia, un inmueble construido en 1926.

Se perfilan estrategias, en medio de las dificultades, para desarrollar el San Juan 24 al 29 de junio.

Como consecuencia de la inestabilidad del asentamiento de la villa, que se caracteriza por sólidas torres, consideradas entre las más hermosas del país, hasta el último tercio del siglo XVII, se conservan tan escasas muestras de la arquitectura de la época.

El centro actual de Camagüey, que cubre 54 hectáreas, constituye un ejemplo excepcional de instalación urbana tradicional relativamente aislado de calles principales.

El sitio refleja el predominio de numerosos estilos, aparecidos en diferentes estados de su desarrollo: neoclásico, ecléctico, neocolonial. Es una ciudad que a decir de Guillen «tiene una rojiza piel de barro» — entre renovada y vetusta — conformada por las tejas criollas, los ladrillos cocidos, los tinajones y las múltiples piezas de cerámicas.